La impactante luz del edificio de Sesmero que las reformas de la Casa Consistorial ocultó recobra su protagonismo
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
El arquitecto Alejandro Rodríguez Sesmero concibió la actual Casa Consistorial de Pontevedra como un "edificio de luz" diseñado para "ser muy luminoso y abierto". Cuando la ideó entre 1877 y 1880 -año de la inauguración- buscó que fuese un espacio de unión entre las dos pontevedresas, la antigua hacia el casco histórico y la nueva que estaba naciendo hacia la Alameda, un punto de encuentro en el que los espacios abiertos dejaban pasar la luz de un extremo al otro.
Sin embargo, con las sucesivas reformas acometidas, la principal para preparar el inmueble para la visita del dictador Francisco Franco en 1943, esa luminosidad se ocultó y pasó a ser historia. Ahora, recobrará protagonismo.
Esta luz ya se empieza a notar actualmente en la Casa Consistorial de la plaza de España tras meses de rehabilitación integral. Las obras están en marcha para recuperarla como un espacio abierto a la ciudadanía, para que "sea la casa del pueblo que fue en su momento", resumió el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores.
Lores visitó los trabajos de reforma acompañado por la concejala de Régimen interior, Anabel Gulías, la concejala Pilar Comesaña y diversos arquitectos y personal técnico. Pudieron comprobar los trabajos de limpieza del interior, en los que se tiraron paredes y tabiques añadidos al edificio original a lo largo del último siglo y ya pudieron ver esa luz impactante que lo caracterizaba en sus primeros años.
El inmueble ya ha experimentado un cambio importante y se confía en que esté finalizado durante el año 2023, si bien Lores insiste en que no tiene prisa. "Es una obra lo suficientemente importante como para que se estudie con calma y quede para muchísimos años", indicó.
La previsión es que esté lista en el primer semestre de 2023, pero "si no puede ser, no pasa, nada", sino que lo más importante es el resultado final, que sea un espacio abierto a la ciudadanía y adaptado a la celebración de los plenos municipales, recepciones oficiales, bodas o eventos culturales.
El avance de las obras ha permitido ir recuperando el espíritu del edificio original que se espera que impregne la Casa Consistorial resultante, para que uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad vuelva a su esplendor original y a las ideas de Sesmero.
La luz "impresionante", en palabras de Lores, ha sido uno de los descubrimientos, pero el edificio escondía mucho más, unos arcos hasta ahora tapados que conectan el edificio de un extremo al otro o unos mosaicos pintados ocultos tras tabiques añadidos.
El arquitecto municipal, Ángel Velando, destacó que es "típico" que las reformas de este tipo de edificios vayan añadiendo tabiques y, cuando empezaron la rehabilitación, ya contaban con descubrir elementos del edificio original pero la principal sorpresa fue localizar "zócalos pintados del siglo XIX", los originales del edificio de Sesmero, que ahora van a conservarse.
En la medida en que van desapareciendo tabiques, "empieza a entenderse muy bien la circulación del edificio original" y su concepción de "transición entre la ciudad antigua y la nueva" que estaba detrás de su espíritu. En las sucesivas reformas se añadieron nuevas alturas, se perdió el imponente acceso original y se cambiaron las escaleras originales de forja por otras en piedra.
Gracia Amandi, arquitecta encargada del proyecto junto con Jorge de Uña, recordó que esta obra de rehabilitación busca mejorar la accesibilidad y también recuperar la esencia del edificio. Para lograrlo, se ha diseñado un ascensor discreto que no llamará la atención, se han proyectado baños accesibles y adaptados para la lactancia materna o para personas ostomizadas y se buscará "que esté abierto a la mayor cantidad de público posible".
El protagonismo lo llevará el lucernario en forma de pirámide con una campana que corona el edificio y también elementos de forja que se conservan, las paredes de piedra originales y la madera. Se buscará que "ganen el máximo esplendor" ennobleciendo el edificio original con mucho blanco y mucha luz, con "elementos nuevos con lenguaje contemporáneo", pero "sin estridencias".
Jugando con la madera o con acero ennegrecido que recuerde a la forja original, se buscará "que todo encaje y no desentone" y que sea "lo más atemporal posible", un edificio que beba del pasado de la ciudad y sirva para su futuro.
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