Los Juegos Olímpicos de París 2024 parece que pretenden atraer la atención del público más joven. Cuatro nuevas disciplinas estarán presentes: el surf, la escalada, el skateboard y el breaking (breakdance). Jumber es pontevedrés, tiene 23 años y comenzó a practicar esta última disciplina hace casi cinco años, a través de las propuestas de Noites Abertas.
Actualmente pertenece al grupo pontevedrés de breaking Flava Brothers y también está federado en el Club Deportivo da Rúa de A Coruña, el primero en toda España en pertenecer a la Federación Española de Baile Deportivo que es el que ampara a los BBoys y BGirls, denominación que se utiliza para quienes practican breaking.
Jumber explica en el Cara a cara los hándicaps a los que se enfrentan en estos momentos, no sólo - como cualquier deportista en esta pandemia -, a las restricciones, sino también en carencia de instalaciones, asesores físicos y médicos... etc. En Pontevedra, disponen de un espacio en la Casa da Luz, pero no cumple con requisitos para una óptima práctica. De ahí que haga un llamamiento a las administraciones, desde la local hasta la autonómica, para que estos posibles deportistas olímpicos, puedan entrenar en y con unas condiciones que corresponden al nuevo estatus del breaking.
Optimismo mirando a París lo tiene: "en Galicia hay nombres que pueden destacar en los campeonatos de España y posicionarse bien en la selección para las Olimpiadas; eso conlleva mucha preparación física y mental pero cómo vamos a traer medallas si no nos dejan entrenar".
Estudio pionero sobre breaking
Jumber es el 'nombre de guerra' de Alberto Pérez Portela. Es investigador titulado en Actividad Física, Deporte y Salud; maestro graduado y monitor de tiempo libre. Explica en el podcast de PontevedraViva Radio que hace menos de un año, publicó su trabajo de fin de máster en la revista británica International Journal of Performance in Analysis in Sports un estudio pionero sobre breaking que "puede ser de utilidad para entrenadores, o preparadores físicos a nivel olímpico o profesional en torno al breaking".
Su trabajo de fin de grado 'Efectos de un programa de breaking en la condición física de personas con discapacidad intelectual' y aplicado con usuarios del Centro Juan XXIII, donde trabajó como monitor, evidencia que esta práctica es terapeútica.