El fuerte olor a marihuana en el Campillo, origen de la intervención policial en el club de cannabis 'Casa María'
Por Redacción
Unas quejas vecinales por el fuerte olor a marihuana que se percibía en el entorno del Campillo de Santa María y la presencia de gente que entraba y salía de un inmueble desencadenó la intervención policial en el club cannábico 'Casa María', situado en el número 7 de la calle Tristán de Montenegro, en Pontevedra.
Primero fue la policía local quien estableció un sistema de vigilancia alrededor de la sede de esta asociación comprobando que numerosas personas de alrededor de 40 años accedían a estas instalaciones e incluso llegaron a identificar a dos jóvenes que portaban unas bolsas con esta sustancia, que indicaron que se las habían adquirido a "un amigo" por un precio de 18 y 13 euros.
El caso pasó después a manos de la Policía Nacional. Según relataron los agentes, durante la vista que se desarrolla en la Audiencia de Pontevedra contra tres de los integrantes del club por delitos contra la salud pública y asociación ilícita, se estableció también una vigilancia que permitió comprobar que la afluencia de personas a 'Casa María' era muy alta durante el mes mayo de 2013.
En el registro que se practicó el 20 de mayo, al obtener la autorización judicial, los agentes forzaron la puerta para entrar y en el interior se encontraron al acusado Javier Puig, uno de los fundadores, en ropa interior.
Según manifestaron, les produjo "sorpresa" la actitud de Puig porque fue "colaboradora con la actuación judicial". El instructor del atestado manifestó en su declaración ante el juez que el integrante de la asociación reconoció la venta de la marihuana y señaló que toda la actividad era legal y fue haciendo entrega de todo el material que se encontraba en las distintas habitaciones de las dos plantas que fueron registradas. También manifestó a los agentes que no tenía inconveniente en que la policía registrase la vivienda de Vilaboa.
El agente señaló que pecando de "candidez" dejaron al detenido que se duchara y en ese momento Javier Puig realizó dos llamadas a las personas que se encontraban en el domicilio de Vilaboa. "Salió del baño con el teléfono", expuso el policía y el propio acusado reconoció que había realizado las llamadas. A continuación, la Policía realizaba el registro en esa segunda vivienda donde se encontraron dos plantas de marihuana, bolsas con hojas, semilleros y esquejes, además de un humidificador, una lámpara y dos ventiladores.
A los agentes les produjo "sorpresa" la actitud de Puig porque fue "colaboradora con la actuación judicial"
Durante la sesión de este jueves también declararon los otros dos imputados, Luis A., también fundador de 'Casa María' y Rubén B., un socio que reconoció que consumía marihuana desde los 14 años. En sus testimonios incidieron en que el club estaba formado por un círculo de amigos con el objetivo de que se realizara autocultivo y consumo de esta sustancia para no acudir al mercado negro. La idea partió a raíz de la enfermedad que sufría la madre de Luis A. con la idea de evitar el mercado negro y ofrecer a la mujer una terapia alternativa para sus dolencias.
Ambos señalaron que desconocían la existencia de sentencias que consideraran delictivas estas asociaciones y afirmaron que el cannabis que se elaboraba en el club tenía un alto contenido en CBD y bajo en THC, de forma que sus efectos no eran psicoactivos. Este aspecto fue confirmado por uno de los dos socios que declararon como testigos durante esta segunda jornada. El testigo apuntó que él mismo llegó a reducir su consumo desde que formaba parte del colectivo disminuyendo su dosis de 2 gramos diarios a 3 gramos mensuales, fruto de las charlas que se ofrecían dentro de 'Casa María'.
Los testigos aseguraron, además, que solo de manera ocasional se extraía la droga de la sede porque habitualmente se consumía en el inmueble situado en las inmediaciones del Campillo de Santa María. La vista continuará el próximo martes a partir de las 10.15 horas en la sección segunda de la Audiencia Provincial.
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