Pontevedra aprueba sin sobresaltos un presupuesto de 75 millones para 2018
No hubo sorpresas. La corporación municipal de Pontevedra ha aprobado este viernes un presupuesto de 75,1 millones de euros para 2018. Lo ha hecho con los únicos votos a favor del gobierno del BNG y gracias a la abstención, ya anunciada previamente, de Marea y PSdeG-PSOE. Tanto Ciudadanos como el Partido Popular criticaron las cuentas y votaron en contra.
Así, Pontevedra se convierte -tras Vigo- en la segunda gran ciudad gallega que aprueba su presupuesto. Lo ha hecho sin los sobresaltos de años anteriores, tras aceptar el BNG las enmiendas presentadas por socialistas y Marea y garantizarse, al menos, su abstención.
Raimundo González, portavoz del BNG, ha agradecido la actitud "construtiva" de ambos partidos y ha defendido que este presupuesto ha sido "amplamente participado" y "responde" a las necesidades de Pontevedra, apostando por la dinamización económica, un reequilibrio territorial entre el ámbito urbano y rural, y por políticas contra el cambio climático.
El edil nacionalista ha destacado, además, el carácter "investidor" de estas cuentas que incluyen un gasto de 165 euros por habitante -dinero al que se añadirán los fondos europeos-, su "elevado" contenido social, su "solidariedade" con barrios y parroquias o sus ingresos "aquilatados" que incluyen la congelación de tasas e impuestos por cuarto año consecutivo.
González ha defendido un concello "saneado", con la "menor" deuda de los últimos veinte años, aunque ha asegurado que a pesar de ello "non imos durmirnos nos loureiros". Ha lamentado también el "sectarismo" y la "cerrazón ideolóxica" de Ciudadanos y PP. Al portavoz popular, ha dicho, le ve "noqueado" y se preguntó si es por su futuro político.
Desde Marea, por su parte, Luis Rei ha reiterado que este presupuesto es el de un gobierno "en solitario", pero ha señalado que "gústanos moito máis" que los de años anteriores, especialmente por la "axenda social" que se ha mejorado tras las propuestas de su partido. Optaron pues por abstenerse tras haber contribuido a "facer mellor" el presupuesto.
La abstención fue también defendida por el socialista Agustín Fernández al apreciar la "flexibilidade" del BNG en las negociaciones y porque "non queremos ser excusa" y se les acuse de "torpedear" la gestión del gobierno. Eso sí, ha tendido la mano al BNG para "explorar" este entendimiento mutuo porque "estamos para axudar".
Con todo, Fernández ha criticado que ciertas prioridades del gobierno son propios de un ejecutivo de "centro-dereita" y ha lamentado que se mantenga la privatización de servicios públicos, la presencia de directores generales en el organigrama municipal, el "excesivo" gasto en propaganda o una gestión social "que camiña cara a beneficiencia".
DURAS CRÍTICAS DE PP Y CIUDADANOS
María Rey, concejala de Ciudadanos, ha señalado que su voto al presupuesto era un "no con mayúsculas", al ver las cuentas para 2018 "involucionistas" y "viejunas" ya que no aportan novedades desde el punto de vista económico y social. Acusó al BNG de convertir a Pontevedra en una "aldea gala de subsistencia" y de no resolver las grandes carencias del rural.
El portavoz del PP, Jacobo Moreira, centró sus críticas en PSdeG-PSOE y Marea, a los que acusó de poner una "alfombra roja" al BNG y de darles "vía libre". Aseguró que estos "compañeros de viaje" demuestran que estas cuentas vienen "decididas" desde Santiago y no tienen en cuenta las necesidades de los ciudadanos de Pontevedra.
Ya centrado en el presupuesto, Moreira ha lamentado que reflejan el "pasado", ya que no incluyen obras nuevas, y tienen al rural como el "gran perjudicado" al reducirse todas las partidas destinadas a las parroquias. El BNG, ha dicho, ha aplicado un "black friday" al rural pontevedrés y denunció que los nacionalistas "lo fíen todo" a los fondos europeos.
El PP presentó una enmienda a la totalidad, rechazada por BNG, PSdeG-PSOE y Marea, para que el gobierno diseñara un nuevo presupuesto que "no antepongan los intereses de otro alcalde", ya que entiende que Pontevedra "debe aspirar a recuperar su autogobierno" y que en la ciudad hay "margen" para bajar los impuestos.
La anécdota del pleno se produjo durante la votación del presupuesto. La voz de Carmela Silva, la presidenta de la Deputación, se coló por el micrófono del alcalde a través de su teléfono móvil. Entre las risas generalizadas de la corporación, Miguel Anxo Fernández Lores bromeó que este desliz demuestra el "fío directo" que tiene con el gobierno provincial.
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