Un ángel de la guarda para Ángel
Por Redacción
Ángel es uno de los muchos perros que cada día llegan al Centro de Acogida de Animales Abandonados de Armenteira, dependiente de la Deputación de Pontevedra. Pero su caso es toda una historia de sensibilidad y de afectos.
Llegó al CAAN el 2 de agosto, de la mano de un particular que lo encontró en un polígono del ayuntamiento de Sanxenxo en un estado lamentable y que pensó que en el centro de Armenteira quizás pudiesen hacer algo por su recuperación.
Sarna, ceguera, articulaciones inflamadas, hambre... no hacían albergar demasiadas esperanzas de futuro. Cuando llegó al centro casi no tenía pelo, su piel estaba en muy mal estado, llena de costras debido a la sarna generalizada que padecía. Apenas andaba, tenía todas las articulaciones inflamadas y no podía ver, no sólo por las cataratas que padece debido a su avanzada edad, sino por las úlceras corneales que presentaba en ambos ojos.
Los primeros días en el centro su evolución no era favorable, no comía e incluso llegó a padecer un proceso respiratorio. Parecía que cada día se apagaba un poquito más, pero los veterinarios del centro pusieron todo su empeño en sacarlo adelante.
También fuera del CAAN alguien seguía preocupándose por él. Su rescatador llamaba a menudo para interesarse por su estado y, aunque en los primeros días las noticias que el personal del centro le pudo dar no eran muy esperanzadoras, poco a poco los esfuerzos y la perseverancia del personal del centro y el carácter luchador de Ángel fueron dando sus resultados.
Ángel comenzó a comer y responder bien al tratamiento. Cada semana la mejoría era muy evidente y, por fin, el pelo comenzó a crecer y se pudo saber que era de color canela.
Decidió adoptarlo y darle unos últimos años de vida dignos y felices
Fue en este momento cuando Ángel Manuel Fontán, el particular que lo había recogido en Sanxenxo y que nunca dejó de interesarse por él, decidió adoptarlo y darle unos últimos años de vida dignos y felices.
Ángel se encuentra ahora en su nuevo hogar, con el ángel de la guarda que no sólo le dio una oportunidad de recuperarse, sino que decidió ser su protector y compañero en la recta final de su vida.
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