Un vecino de Pontevedra niega que abusase de sus hijastras, pero reconoce que instaló una cámara en el baño de una
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
El vecino de Pontevedra R.R.D.S. negó este martes en la Audiencia de Pontevedra que durante años abusase sexualmente de las hijas de su esposa como ellas denunciaron tiempo después, pero reconoció que sí realizó una de las acciones que le reprocha la fiscal: instaló una cámara de vídeo en el baño para grabar a una de las niñas.
La Fiscalía y la acusación particular acusan a este hombre de abusar sexualmente de sus dos hijastras menores de edad desde 1999 en un domicilio de la calle Echegaray, primero de la niña de mayor edad (cuando tenía 12 años) y luego de la otra (que tenía 10). El Ministerio Público solicita para él seis años de prisión y la prohibición de acercarse a las jóvenes, actualmente ya mayores de edad, durante un plazo de tres años a contar tras su salida de la cárcel.
El hombre señaló que "nunca" hizo tocamientos a sus dos hijastras, "no" entraba en la habitación de la menor de ellas para verla desnuda cuando se vestía ni se metió en la cama de la otra. Sin embargo, sí reconoció que dejó la cámara de vídeo en el baño de la mayor de las chicas, pero justificó que lo hizo con el consentimiento de su entonces esposa y madre de las menores.
Según declaró, acordó con su esposa poner a grabar la cámara porque la niña estaba presentando problemas de higiene y querían "comprobar" si se duchaba. "En aquel momento ni su madre ni yo vimos otra forma", explicó.
El acusado declaró que él y su esposa grabaron a la niña en el baño para "comprobar" si se duchaba
Además, reconoció que hubo un día en que la niña de menor edad le sorprendió viendo un película pornogáfica de noche en el salón de su casa y se quedó "con cara de susto", pero él mismo se disculpó con ella al día siguiente "porque no me parecía normal". Asegura que esos hechos los conocía su esposa y que más tarde también pidió perdón a la niña en una carta manuscrita.
El procesado estaba casado con la madre de las niñas, pero ellas no eran sus hijas (la pareja tenía en común un hijo varó mucho menor) y vivieron con ellos prácticamente desde el inicio del matrimonio. La mayor se quedó a vivir en Brasil, pero en 1999 viajó a Ponteveda de vacaciones y en 2000 se mudó. Compartía vivienda con ellos la hermana pequeña del acusado.
La convivencia se prolongó hasta el año 2002, cuando la pareja se mudó a vivir a la calle San Antoniño y la hija de mayor edad se cambió para vivir con su abuela. Según el procesado, tuvieron "buena relación" en general, "familiar, normal, de padre a hija", pero reconoce que la niña pudo irse a otra casa porque tenían "demasiados desecuentros en casa, con discusiones", la mayoría relacionados con las tareas domésticas. La otra menor siguió en la casa y supuestamente siguió realizándole abusos.
La relación del acusado con su mujer continuó hasta el año 2007, cuando las niñas le relataron los abusos a las que supuestamente les sometió el hombre durante los años previos. En ese momento, ella se separó.
El hombre fue juzgado en la Sección Cuarta de la Audiencia en un juicio en el que el acusado declaró en audiencia pública, pero sus víctimas a puerta cerrada para preservar su intimidad.
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