Bernardo Sartier
Coquito de oro
Una señora bien peinada que a veces escribe sobre la Plaza de la Verdura se queja de que en la Herrería se trapichea. El trapicheo es un mal entendimiento del derecho a la libertad personal, correlativo con un deber de las fuerzas del orden de enchiquerarte si te cachan en las patatas. Nota: la leyes de peligrosidad y rehabilitación social y la de vagos y maleantes ya no están en vigor, por lo que auguro un corto recorrido a la reclamación de la señora bien peinada, de la que presumo, sobra decirlo, el loable deseo del aseo (urbano) y de que todos los pontevedreses nos repeinemos estilo domingo de ramos. En el norte, Lendoiro, como Hitler en "El Hundimiento", se atrinchera en el bunker del "Playa Club".
Lendoiro es un señor de papada batracial e inversa que vendió su alma al diablo por una liga y apenas dos copas: se aparece Belcebú ahora en forma de concurso de acreedores y retirada de sueldo. Pero Lendoiro, como Hitler, sigue esperando que un general con sus divisiones acuda al rescate cuando ya los soviéticos están en Berlín violando mujeres. Luego nos surge un concelleiro albariño que tiene un blog y que llama a la vicepresi "chochito de oro"; lo acusan de machista y él va y reconoce el error cuando la estrategia de defensa era sencilla: "quise decir coquito de oro, coquito, eh?". A doña Soraya el coquito de oro se le reconoce y valora, epígono destacado que ya es de Don Mariano y eventual sucesora del mismo.
Al sur, Caballero prepara una "mani" pro Peinador con la Panorama de invitada. El panorama de la Panorama -vaya panorama- añade un elemento lúdico al derecho de manifestación, que es el derecho de reunión pero en marcha, y así no es descartable que el Subdelegado pregunte, para su autorización, si la protesta será con orquesta, que las cosas ya no son lo que eran, y es que mientras antes iba uno a la "manifa" a pedir el paredón para alguien o a gritar que trabajara de peón (después de llamarle cabrón) ahora va a ver a la orquesta y, aprovechando, a lanzar consignas incendiarias y subversivas tipo Prudencio, dimite, el pueblo no te admite. Y así, mientras las sardinas vuelan, que no solo el queroseno hace volar, a veces también el iva consigue que lo hagan las sardinas, la prensa nos cuenta que las españolas los prefieren depilados, y yo sobre esto no voy a decir ni pío porque pío pío ya dijo Pío, García Escudero, ante Ruz. Me despido con una desagradable campaña televisiva anti alcohol en la que una joven vomita a su padre. Estas cosas las llevaba mejor Sinatra en "Como un torrente", de Minelli: "¿siempre bebe tanto whisky?", "no, cariño, solo cuando tengo dinero".
13.06.2013