Ana López
Huelga de millonarios
No. Para mí la huelga de futbolistas no es importante. Es más, me parece un auténtico escándalo que un país se pueda paralizar por "estos millonarios avariciosos e insolidarios", como muy acertadamente los definía una compañera de profesión en Facebook. Que estemos hablando de los miles de euros que algunas estrellas de este deporte pueden perder, en perjuicio del resto de la ciudadanía, ya me suena a chiste de mal gusto. Justamente ahora, en que tantos españoles que están en el Paro se vuelven locos para rapiñar unos euros cada mes, no es nada normal, ni serio, que, se salga en defensa a capa y espada de unas personas que nunca se han mojado con los problemas importantes de familias enteras.
No, yo tampoco los he visto nunca en ninguna manifestación por la Sanidad o la Educación públicas, en ningún acto de apoyo a la plataforma Stop Desahucios ni en ninguna marcha del primero de mayo. A su mundo de riqueza y dispendio no creo que lleguen ni una décima parte de las noticias referentes a las desgracias de sus vecinos de país. Va contra mis principios, y el sentido común en general, que yo pueda apoyar a unos contribuyentes que utilizan a su conveniencia sus mansiones, cochazos de lujo o las ganancias con la prensa del corazón para disminuir su tributo. No seré yo quien apoye una huelga de millonarios, ya sería de risa.
Igual después de esta efemérides, el país entero conoce otro tipo de ocio diferente al fútbol de Primera División. A lo mejor por primera vez se anima a pisar un teatro, un museo, a ver un espectáculo de danza, a pagar por un concierto o a sentarse en una butaca de aquello que llamaban cines y que, por cierto, siguen en activo. Y así en vez de agasajar a sus nenes con un carné de su equipo los van introduciendo en el maravilloso mundo de los libros, esos que cuentan historias en versión papel o digital, que para todos los gustos hay ya.