Fernando Olmedo, un barrio hundido entre el enfado y la resignación
Por Manu Otero
Tres años después, la calle Fernando Olmedo y todo su entorno ha vuelto ha convertirse en una piscina olímpica. Cientos de litros de agua brotaron en la madrugada del sábado de las alcantarillas para anegar la vía pública, bajos comerciales y garajes para desesperación de una ciudadanía obligada a convivir con estos desastres año tras año.
Las lluvias torrenciales coincidieron con la pleamar y el regato de Valdecorvos, que cruza esta céntrica calle, es incapaz de evacuar todo su caudal al Lérez, que acaba inundando todo el barrio.
"El agua nos llegó a la altura de las rodillas, los daños son cuantiosos. Cuando llueve así y está la marea alta, se levantan las arquetas y se inunda todo", explica el propietario de una tienda de ropa y arreglos textiles acostumbrado a lidiar desde hace más de tres décadas con este problema.
No es el único que se lo toma con resignación. "Hai que aguantar, desde os anos oitenta que pasa isto e agora coa reforma da calle segue pasando. Daquela xa houbo manifestacións", recuerda el propietario de un almacén de piensos ubicado en la esquina de Fernando Olmedo con Casimiro Gómez.
Su tienda se libró por centímetros de los efectos del agua, pero comparte preocupación con sus vecinos. "Uns din que hai que cambiar o cauce do regato, pero eu non sei", sugiere el comerciante como posible solución a estas recurrentes inundaciones.
Por sorpresa cogió la riada a la propietaria de una tienda de alimentación que abrió hace tres meses en esta calle. "Abrí hace tres meses con mucho esfuerzo, pero yo no sabía que en esta calle pasaba esto, nadie me avisó. Yo trabajo 16 horas, cerré a las doce y cuando volví a las seis me encontré todo inundado", lamenta la empresaria.
"Perdí mercancía, neveras... Además había hecho un pedido grande por el festivo y que después de varios meses de mucho trabajo empezaba a tener la tienda como yo quería", lamenta la emprendedora preocupada por si el seguro cubrirá todos los daños.
Hartos de que este tipo de sucesos se repita de forma habitual cada vez que llueve con intensidad están muchos de los residentes en calles como Fernando Olmedo, Casimiro Gómez o Padre Gaite. Rechazan el argumento de que no existe una solución. "En los Países Bajos viven por debajo del nivel del mar y allí no pasan estas cosas, así que algo se podrá hacer. Hay que querer y meter el dinero donde hace falta", protesta un vecino de Padre Gaite que perdió su segundo coche como consecuencia de la inundación de su garaje.
No solo se muestran molestos por los daños causados por la inundación, denuncian que durante la noche y la mañana posterior el olor era insoportable. "De las alcantarillas salía un olor a excrementos, debe ser que tampoco están muy limpias", critica.
En este sentido, confían en que la propuesta que estudia el Concello de instalar balsas para inundaciones en la parte alta del regato de Valdecorvos sirva para subsanar este recurrente problema. "Igual esa es una buena solución", sugiere otro vecino sentado en la terraza de un bar de esta calle que también sufrió los efectos de la riada.
Todos tienen claro que es urgente encontrar una solución a las inundaciones que suceden cada invierno en la calle Fernando Olmedo, pero también son conscientes de que esta no llegará pronto. Por ello, se resignan a seguir conviviendo con las riadas y sus efectos.
"Tendré que poner una tabla o algo para que la próxima vez no entre el agua", se plantea la autónoma recién llegada a la calle. "Hay que tener cuidado dónde dejas el coche cuando llueve así", añade otro de los afectados que concluye, en tono de broma, "igual el próximo día de lluvia volvemos a vernos aquí".
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