Urgen medidas para dar más seguridad al trabajo en el mar: "llorar a los muertos es necesario, pero no suficiente"
Por Redacción
"Mostrar pesar por lo sucedido es un gesto de humanidad, pero buscar soluciones para que no vuelva a suceder es una necesidad, una obligación". Así se expresa este sábado la Asociación de Titulados Náutico Pesqueros (AETINAPE) en relación con el naufragio del Villa de Pitanxo y el funeral conjunto por los 21 fallecidos celebrado en Marín.
Para este colectivo, "llorar a los muertos es necesario, pero no suficiente" y considera que la celebración del funeral supone "un recuerdo simbólico al máximo nivel para honrar la vida" de los tripulantes que perecieron, y por tanto, resulta muy necesario, pero la liturgia "no debe hacer olvidar otro tanto o más necesario homenaje a las víctimas": las reformas normativas que deben llevarse a cabo para tratar de minimizar los riesgos en el mar.
Así, alertan de que el "necesario y sincero" gesto colectivo de celebrar un funeral tiene el riesgo de convertirse en un "arma propagandística" de los gobiernos, algo que "ocurre si no va acompañado de acciones derivadas de las lecciones aprendidas en el terrible suceso".
La asociación entiende que la burocracia maneja plazos lentos, pero "por muy lenta que sea, las autoridades ya están tardando en iniciar fórmulas, tanto de presión como de ejecución", en torno a mejorar las normativas de prevención de la seguridad marítima y del trabajo a bordo.
Además de las medidas más directas que Aetinape ya reclamó tras el naufragio, ahora sostiene que habrá que tomar nota de cuantas circunstancias rodearon al caso, cuestión que debe abordar la Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos, organismo del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, que abrió de oficio una investigación.
Las medidas de las que ya ha hablado Aetinape pasan por regular las condiciones a partir de las cuales un buque tiene obligatoriamente que dejar de faenar y quedarse a la capa, a la hora de establecer los límites del riesgo extremo, una medida que algunos países nórdicos ya han adoptado.
También habla de la obligación de incorporar rampas de guillotina a los buques, como ocurre por ejemplo en Francia y otros países de la Unión, lograría también condiciones de mayor seguridad.
Así mismo, sostienen que los barcos, especialmente los que faenan en zonas altamente peligrosas, deberían navegar con equipamientos tecnológicos punteros, como por ejemplo botes de rescate insumergibles.
Además, deberían homologarse trajes de supervivencia que permitan realizar la faena de cubierta con normalidad y que sea intrínsecamente aislante, insumergible y dotado de radiobaliza personal de localización, tal y como ocurre con los chalecos salvavidas. Este tipo de indumentaria permite que en caso de caer al mar, la temperatura de su cuerpo no descienda más de dos grados centígrados tras seis horas en el agua, y permite trabajar a bordo con operatividad.
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