"Yo nunca pedí nada. Antes ayudaba a repartir comida y ahora me toca venir a mí"
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Roberta tiene 49 años y se encuentra en una tesitura hasta ahora desconocida para ella. Hasta el 13 de marzo, nunca le faltaron una ocupación ni ingresos para afrontar sus gastos, pero, desde ese día, el estado de alarma y sus restricciones de desplazamiento han impedido que realice su trabajo habitual como monitora de zumba en la casa de cultura de Monte Porreiro y ha reducido drásticamente el dinero que entra en su cuenta. La nueva coyuntura la ha convertido en usuaria del Banco de Alimentos, un servicio al que ya había estado vinculada antes, pero como voluntaria.
Con el cese de su actividad, se acogió a la ayuda de autónomos habilitada por el Gobierno y sí está recibiendo ingresos, pero muchos menos de los que solían entrar en su familia, de modo que se ha visto obligada a solicitar esta aportación de alimentos. Nunca imaginó llegar a esto, pues, tal y como señala, "nosotros repartíamos con Carlos muchas veces", en alusión a Carlos Diéguez Failde, responsable del Banco de Alimentos de Monte Porreiro y presidente de la asociación de vecinos del barrio.
"Yo nunca pedí nada", explica tras recoger la caja que le corresponderá para 15 días de alimentación para ella y su pareja, Leo. "Antes ayudaba a repartir y ahora dije: pues me toca venir a mí", añade, muy agradecida por la ayuda, que les permite respirar de una economía que ya les mantenía ahogados.
Tanto ella como Leo, su pareja, de 44 años, son monitores de zumba, de modo que la actividad de ambos cesó con el estado de alarma y desconocen cuando podrán retomarla. Al principio, los ahorros les llegaban, pero en las últimas semanas han empezado a escasear y se decidió a pasar de voluntaria a beneficiaria del servicio.
Su realidad es la de tantas familias a las que la pandemia ha cortado su modo de vida, pero sin tener en cuenta que ella ya se había organizado esa vida en base a unos ingresos que eran fijos todos los meses. Por suerte, vive en un piso de protección oficial y el alquiler lo tiene suspendido mientras se prolongue la situación, pero el resto de facturas siguen llegando. "Tú planeas tu vida con un coche, con esto, con aquello" y cuando llega una situación como esta los planes se trastocan y "al final, no llegas a fin de mes".
La situación de esta mujer que desde que llegó a Pontevedra hace 15 años procedente de Brasil no había parado de trabajar es temporal y saberlo le da cierto alivio, pues en cuanto se levanten más restricciones de la desescalada, retomará su trabajo y sus ingresos, pero piensa en la situación de otras familias y le entra cierto agobio.
"No tenemos hijos, en este momento, doy gracias a Dios", reconoce aliviada por no encontrarse con más bocas a las que alimentar, pero, tras recoger las cajas con comida que le han entregado, también tiene un momento para el optimismo que le da saber que existen servicios como el Banco de Alimentos, pues "vienes de arriba y cuando te caes, qué bien que tienes dónde apoyarte".
"Vienes de arriba y cuando te caes, qué bien que tienes dónde apoyarte"
Esa red que sostiene a personas como Roberta y Leo la tejen el voluntariado y las aportaciones altruistas de empresas y particulares. En el Banco de Alimentos de Monte Porreiro se han visto "sobrepasados por la situación" ocasionada en esta pandemia, pues en condiciones normales atendían a unas 120 familias, pero en las últimas semanas, la cifra de usuarios no deja de crecer. Los datos más recientes que tienen contabilizan ya 175 familias, unas 700 personas de su barrio y de otras zonas de Pontevedra.
Desde la directiva de la asociación vecinal tuvieron que lanzar un SOS, pues "era inviable llegar a todas las necesidades con nuestras existencias" y ahora están tirando hacia delante gracias a una lista de empresas solidarias que incluye a Froiz, Gadis, Cooperativa San Miguel, Marfrío, E.C.Casas, Cristalería Pontevedresa, Setga, Lago, Javier Olleros (chef de Culler de Pau), Cárnicum, Sala Karma o El Mono con Sombrero, así como vecinas implicadas en el proyecto como María Rey y Marga Soliño.
Gracias a este incremento de las ayudas han podido hacer frente a la demanda creciente de personas como Sonia, una vecina de Monte Porreiro de 36 años que lleva desde el 14 de marzo en ERTE y se vio obligada a "pedir un préstamo para pagar los recibos atrasados" y a demandar alimentos.
"Estamos fatal, no ingresamos nada. Mi marido no trabaja, no cobra paro ni nada, la única que trabajaba era yo y no nos da el dinero para la comida ni nada", relata, agradecida con la labor del Banco, pues"nos ayudan muchísimo" y a ella llegó un momento, semanas atrás, en que le dieron comida cuando "antes de que el blanco me arreglara para cobrar, no tenía ni un euro en la cuenta". Su hipoteca y sus gastos habituales provocan que viva al día con los ingresos de su trabajo en el sector de la hostelería y, sin trabajar, se ahogaba.
Situación similar la vive Maricarmen, que a diario ayuda a sus hijos con el sustento de sus seis nietos y de repente, se encontró sin ingresos que poder aportar a la economía familiar. Con el carro de la compra recién lleno de fruta, pasta y alimentos de primera necesidad, respira más tranquila y destila agradecimiento infinito hacia todos los voluntarios, en especial "Carlos y su mujer, que son maravillosos".
María con sus cuatro hijos hambrientos y su trabajo en la venta ambulante interrumpido, y Luz sin ningún ingreso para ella, su pareja y sus dos hijos son otras de las personas que cada día que reciben el aviso de que habrá reparto de alimentos respiran un poco más tranquilas. El dinero que reciben no les alcanza y no dudan en coger su carro vacío y, a la hora indicada, hacer cola para llevarse su ración.
Durante la pandemia, los repartos se realizan de forma escalonada y los voluntarios citan a dos personas cada diez minutos para que no coincidan todos juntos y se logren mantener las distancias de seguridad recomendadas. Pese a todo, se crean colas en las inmediaciones. Personas con la cara tapada con mascarillas y las gracias en la boca que aguardan pacientemente a que la ayuda solidaria le permita saciar el hambre que el coronavirus ha incrementado.
Relacionadas:
-
RADIO.- La pandemia también está retrasando muchos procesos de duelo
Por Marisa Ciordia |
-
Situación "precaria" en el Banco de Alimentos: estanterías vacías, cada vez más demanda y sin operación Kilo
Por Natalia Puga & Mónica Patxot |
-
Bodas de plata en tiempos de pandemia: una pareja sustituye su celebración por una donación al Banco de Alimentos
Por Natalia Puga |
-
Flujo constante de donaciones para el Banco de Alimentos de Monte Porreiro, que ya supera las 200 familias
Por Redacción |
-
Desayunos saludables para los más vulnerables de Monte Porreiro: "Cuidar la infancia es imprescindible"
Por Natalia Puga & Mónica Patxot |
-
Ciudadanos pide al Concello que envíe por correo mascarillas a las personas desfavorecidas
Por Redacción |
-
El PP local inicia una campaña de recogida de comida para colaborar con el Banco de Alimentos
Por Redacción |
-
Recaudan más de 1.000 kilos de alimentos en una recogida solidaria organizada en la Sala Karma
Por Diego Torrado & Redacción |
-
Y el aplauso de las ocho es para... el Banco de Alimentos que sostiene a 700 personas de Monte Porreiro
Por Natalia Puga & Mónica Patxot |