Aquilina Alonso, 104 años: "Con los viejos no me gusta salir porque no tienen conversación"
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Llega María Aquilina Alonso Pérez a la tercera planta del Concello de Pontevedra y empieza la revolución. Cada octubre desde hace cuatro años se deja caer por allí, coqueta, dicharachera y con muchas ganas de que le hagan fotos. Este miércoles volvió y no se había dejado ninguna de esas tres facetas en casa. Llegó con una imagen diferente a la de los años anteriores, sentada en una silla de ruedas, pero en seguida quiso dejarla en una esquina para sentarse en una silla de la zona de recepción y, poco después, desplazarse, de la mano del alcalde, hasta su despacho.
Silla aparte, la escena recordaba en todo a la de años anteriores. Quila, como la conocen sus familiares y amigos, acude para saludar a Miguel Anxo Fernández Lores, "que me regale aunque solo sea un clavel" y hablar con la prensa con motivo de "mis cuatro añitos". Este miércoles cumple 104 años, pero prefiere decir que "hoy cumplo cuatro añitos" de su segundo siglo de vida.
Desde hace unos meses necesita una silla de ruedas para moverse porque "un buen día me encontré con que por la mañana no podía andar, me vino como una parálisis". No sabe el motivo, pero sí que no está dispuesta a que esta situación cambie su vida. Cada día, siempre que puede, sale a la calle. Lo hace "a ver a Lorenzo" y pregunta con pillería a los periodistas que la rodean a su llegada al Concello: "¿Sabéis quién es Lorenzo?". La respuesta no se hace esperar: "Es el sol, que es muy amigo mío, si yo salgo, él también".
En esas salidas diarias da paseos por el centro de Pontevedra, toma café en el Cafetín o en casa de un amiga y conversa con todo aquel con el que se cruza. Y es que esta coqueta de 104 años nunca decae, no es de mirar mucho tiempo la televisión porque "todo son tiros", no se queda en casa ni le gusta relacionarse con personas de su edad, sino que opta por acompañantes más jóvenes con las que "hablar de lo que pasa en el mundo", pues "con los viejos no me gusta salir porque no tienen conversación".
Entre sus temas de conversación predomina hablar de la ciudad y, cuando la recibe el alcalde, le confiesa que es una gran admiradora suya y de Pontevedra. Él es "el mejor alcalde de España" aunque "tiene algunos defectillos" como la falta de algunos bancos en algún punto de la ciudad por el que ella habitualmente pasea.
Este miércoles llega al Concello con el look impecable, un habitual en su día a día. Se hace la manicura, lleva los pendientes a juego con el anillo y combinado con el collar y, para esta ocasión, elige un vestido morado del que se siente muy orgullosa. De todas formas, su coquetería le lleva a preguntar a funcionarios y periodistas si les gusta, aunque ya sabe que la respuesta será que sí. Reconoce que "soy muy mimosa" y le guta que le den cariño y atenciones y, por fortuna, las recibe a diario. Sus sobrinos y sobrinos nietos la acompañan siempre que pueden y tres de ellos también van con ella a la recepción con Lores.
María Ángeles Alonso es su sobrina de mayor edad, monja Dorotea destinada actualmente en Tui, y este miércoles llega con ella al Concello. ¿Por qué? La sobrina explica que el motivo es "que me dijo que tenía que venir por la tarde a la merienda que celebramos con toda la familia, pero lo más importante es lo de por la mañana, que vienen los paparazzi". De hecho, "si no hubiera paparazzi, ya no venía". Junto a ella llegan dos personas más familiarizadas con las instalaciones municipales, sus sobrinos nietos Xabier Munáiz, abogado del Concello; y Jaime Agulló, director del Instituto Municipal de Deportes. Él escapa de las fotos, a diferencia que su tía, encantada de posar, tanto sola como abrazada al alcalde y al ramo de rosas que le regala, como cada año. Porque "las flores son el mejor regalo que hay" e incluso avisa a la prensa de cara a su 105 cumpleaños: "el próximo año, si no me traéis una flor, no les respondo".
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