Esperando a Pablo Alborán día 2 (ahora con madre): "Así como lo vea, me da un yuyu y me caigo"
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Segunda noche al raso y el ánimo inmutable. A pesar del cansancio acumulado de llevar desde la noche del lunes esperando para el concierto de Pablo Alborán en una tienda de campaña y de que la lluvia lleva horas cayendo insistentemente, Nerea y Miriam siguen convencidas de que "claro que merece la pena" por ver a su ídolo. Ahora, además, ya se han movido, están a las puertas de la rampa de acceso al recinto y tienen compañía. Sobre las 23.00 horas del martes se unió María, la madre de Nerea, y a primera hora de este miércoles se sentaron bajo el paraguas a su lado Sonia y Nerea, dos fans de Cangas y Pontevedra.
Estas ya cinco incondicionales del cantante malagueño no compiten por ver quién será la que esté mejor situada durante el concierto del viernes. Nerea y Miriam lo lograron al plantarse ellas solas en Pontevedra día y medio antes que el resto y hasta bromean con que "nos vamos a poner aquí un tatuaje: somos las primeras. Eso no nos lo quita nadie". Pero sí está en disputa quién es más fan que las demás. Y la competición se presenta reñida. Si Miriam ya anuncia que "yo, por Pablo, lloré hasta viendo la tele, así que en persona no sé cómo voy a hacer" y Nerea asegura que "yo nunca me cansaría de verle", María Palacios avisa: en caso de lograr verle en persona, "quedo aquí tiesa".
Tiene 45 años y dos hijas de 11 y 18 (Nerea), pero María confiesa que "estoy como una niña de 20 años". ¿Qué haría si logra tener a Alborán delante? "Me muero, me caigo aquí, quedo desmayada, no reacciono, yo creo que no haría nada porque así como lo vea, me da un yuyu y me caigo". La respuesta, cuya emoción no tiene nada que enviar a la que tiene su hija, incluye a su hija y su amiga, que el martes invitaron al cantante a ir a saludarlas: "Imagínate si nos viene aquí: 'hola chicas, vamos a tomar algo, soy Pablo Alborán'… Nos morimos".
La madre sí tiene más picardía que la hija y añade que, tras el shock inicial, "no sé si me quito la camiseta, si le diría que pasara, que cerramos la tienda, no sé…", pues bromea asegurando que es el ídolo de su hija, pero "primero hay que probar el material para decirle a las hijas cómo está, tú imagínate que no vale...".
El martes pasaron el día entre asentarse, jugar con una pelota, pintar pancartas, hacerse selfies para instagram y twitter, jugar a las cartas y leer -en el caso de Nerea, acabó el libro Mi primer beso-, pero este miércoles, su segunda jornada de espera groupie, se hace más cuesta arriba debido a la lluvia. La primera noche, según María, "fue dura, muy dura", pues el suelo no resulta confortable, hacía "mucho frío", en especial por el rocío, y la tienda es pequeña. Y llegó la luz del sol y, con ella, el ruido del inicio de la instalación del escenario del concierto.
A pesar de que durante la noche el parque Rosalía de Castro se queda prácticamente a oscuras, no sienten miedo, pues la Policía Local pasa a verlas y comprobar que están bien e incluso les han ofrecido utilizar las dependencias policiales en caso de que necesiten un café o incluso utilizar los servicios. Tambien han empezado a entablar una buena amistad con los miembros de la organización, que incluso las han invitado a un café.
Van capeando el temporal con forros polares, bolsas de basura para cubrir la tienda y paraguas. "Llueve, pero no pasa nada, por Pablo cualquier cosa".
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