En Pontevedra no hay miedo al demonio
Por Cristina Saiz & Redacción
Dicen que el demonio huele a azufre, emana mucho calor y produce aún más temor. Sin embargo en Pontevedra su olor es el de la pólvora de los pequeños artefactos que hace explotar su comitiva, su temperatura es como la de cualquier mortal y más que producir temor, es él quien teme por la pérdida del rabo.
Un año más, público infantil y adultos salieron en busca de este demonio que, tras años desterrado, lleva algo más de dos décadas recorriendo la ciudad en la víspera de San Bartolomé.
Su extremidad es el objeto más codiciado de quienes salen a su encuentro, fundamentalmente de los más pequeños, quienes comprometen al 'demo' para despistarlo y poder arrancárselo. Y hay que decir que siempre lo consiguen, mañana y tarde, ya que este tradicional personaje hace dos salidas un único día al año, la víspera de San Bartolomé.
En los arcos del templo de San Bartolomé salían a esperarlo pasado el mediodía un nutrido grupo de personas que lo acompañaron por calles y plazas de la ciudad. Estampa que se repitió durante el viaje vespertino del diablo y su diabólica comitiva.
Esta 'Festa do Demo' se completó con un concierto a cargo de la Banda de Música de Salcedo y de la foliada do demo, momento de cante y baile tradicional para terminar la jornada.
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