Rafael FJ Rios
Spètacolare
Hay que decirlo en italiano para que no se caigan los palos del sombrajo. Presidente, usted tiene que ir a la Cámara de todos los españoles -la Cámara de los Diputados- y dar cuenta de muchas cosas, pero la que toca hoy es la de las actividades particulares de su señora. Su esposa se ha relacionado con los propietarios de una aerolínea mientras que, en el Consejo de Ministros que usted preside, se firmaba la entrega de cientos de millones de euros de los españoles para dicha aerolínea.
Cualquier diputado debería exigirle la descripción de las actividades de su mujer porque parece que entran en colisión con su cargo, presidente: díganos qué hace su mujer, quién le paga la cátedra, cómo es que tiene una cátedra, ¿han estado viajando -usted y su mujer- a la República Dominicana un indeterminado número de veces? ¿cuántas? ¿por qué? La ciudadanía tiene que oir de su boca y en sede parlamentaria la relación de los posibles viajes al país, al mismo lugar en donde la propiedad de la aerolínea sienta sus inversiones caribeñas. ¿Se alojaron -usted y su señora- en alguna de las propiedades hoteleras de la familia propietaria de la aerolínea? Responda. Es ahí, en el Congreso de los Diputados, donde usted tiene que hablar.
Después del circo antonio recio y una vez que la adrenalina de la epístola ad Ephesios ha hecho sus efectos, es más fácil lanzar una especie de Ley de Defensa de la Democracia en la que usted y sus adláteres van a decirles a la ciudadanía cuánta libertad se van a envainar, cuánta opinión libre se van a meter por donde les quepa, mientras por las calles y en cada álgido momento que se necesite aparecerán los que usted ya sabe para amedrentar el ambiente. Los tribuletes a su servicio doblan la cerviz señalando por doquier el humo fascista. Esto es lo que va a hacer un personajillo de poca monta autoritario como usted: poner la democracia al pie de su cuadra.