Paloma Castro
Educar en igualdad para avanzar
Otro año más llegamos al 25-N con la sensación de no haber hecho todos los deberes. Si miramos atrás sería injusto manifestar que no se ha avanzado, pero insisto, no lo suficiente.
La violencia de género, entendida sin lugar a dudas como aquella que un hombre ejerce sobre una mujer por inferir que se encuentra en una situación de superioridad sexual respecto a ella, sigue registrando en nuestro país datos muy preocupantes, especialmente si prestamos atención a los que apuntan hacia nuestra juventud, que al fin y al cabo será la sociedad del futuro.
La negación de este tipo de violencia crece entre los jóvenes y, aparejado a esto, se encuentra el crecimiento de los delitos de agresión sexual cometidos por menores de edad.
Ante esta realidad, yo me pregunto: ¿Qué está pasando para que un menor pueda plantearse ejercer abuso o violencia sexual contra una mujer? La respuesta es fácil: la falta de una educación afectivo-sexual adecuada.
Los menores consumen pornografía a edades cada vez más tempranas, accediendo a ella fácilmente a través de internet y adentrándose en contenidos cada vez más brutales que les hacen crecer con una idea de la sexualidad totalmente tergiversada y dañina.
Si desde las instituciones no trabajamos para compensar esto, que es el reflejo de la resiliencia del patriarcado que utiliza las TICS (Tecnologías de la Información y la Comunicación) para perpetuarse, si no proporcionamos a los padres y madres instrumentos para combatirlo, nuestros hijos normalizarán conductas de violencia, superioridad o sumisión respecto al sexo que condicionarán su conducta.
Formar y educar a la sociedad, con especial atención a la juventud, tanto en los peligros que comportan los contenidos digitales de violencia sexual como en la necesidad de conocer nuestros cuerpos y aprender a respetarlos, tiene que ser una línea prioritaria en la estrategia institucional de lucha contra la violencia de género.
El gobierno de la Xunta de Galicia no puede seguir posponiendo la aplicación de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual que, en materia de educación, obliga a integrar en el sistema la educación afectivo-sexual y el uso adecuado de las nuevas tecnologías para avanzar en la erradicación da violencia sexual.
Si no sensibilizamos y educamos a nuestra juventud en materia de igualdad y alertamos sobre el peligro del consumo de contenidos digitales pornográficos basados en la violencia sexual contra las mujeres, seremos responsables de no conseguir esa ansiada sociedad libre e igualitaria del futuro.
Creo que aún hay esperanza, y para ello seguiremos trabajando, como canta Ismael Serrano :
“Hoy nadie va a claudicar
Juntos somos fuertes e invencibles
Aunque nos empuje el temporal
Somos hombres y mujeres libres
Hoy es la ocasión de celebrar
Que aún no hemos perdido la partida”