José Antonio Gómez Novoa
Ventana indiscreta: El último barco
El emérito rompe su ausencia de dos años, y es recibido con vítores por un grupo de personas, aplausos y cánticos de ¡viva el rey!, y posterior desplazamiento en coche al pantalán del puerto de Sanxenxo dónde lo depositan en el velero llamado Bribón. Juan Carlos, no cabe en sí de gozo, los amigos lo veneran, los congregados entienden que a pesar de que ha cometido errores, ¿qué errores se pregunta él?, ha sido alguien que lo ha dado todo por España. ¡Viva España!. ¡Viva el Rey!. Cuando un periodista le pregunta sobre si dará explicaciones, el emérito se aleja y da la impresión de flotar, no sin antes responder entre risas: ¡explicaciones de qué!.
Los medios de comunicación se volcaron con la visita, y todas las tertulias, reportajes, primeras planas, telediarios comentaban desde primeras horas de la mañana cualquier movimiento de Juan Carlos:” que si se golpea con la cabeza en el coche, que si pasea, que si sube al barco, que si desayunó huevos y fruta. Nada que ver con el apagón informativo que tuvo durante muchos años, en los que ni se hizo mención, ni por supuesto se investigó la cantidad de fechorías e ilegalidades que cometió siendo Rey.
Mientras tanto el mismo día y a la misma hora, millones de lectores contenían la respiración y lloraban la pérdida del escritor vigués Domingo Villar. En su funeral quisieron estar presentes muchas personas para arropar a su familia y amigos. A éste escritor que describe el paisaje, la belleza de Galicia y sus gentes de una forma maravillosa utilizando simultáneamente las dos lenguas, el gallego y el castellano apenas se le dedicaron unos segundos en los medios de comunicación nacionales, figurando casi exclusivamente como nota necrológica.
Pero veamos a continuación la diferencia entre estas dos personas, mejor dicho una persona y un personaje. Domingo Villar fue un autor que en sus novelas, especialmente en la más extensa, que da origen al título de este artículo, transmite valores tan importantes como el sentido cívico, el respeto a la familia, la honestidad, la justicia, el derecho a ser diferentes, la tolerancia, la humildad, su pasión por las artes, la necesidad de pensar y de soñar. Domingo crea un mundo propio dentro de la novela negra que tiene tintes de costumbrista, describiendo como nadie el paisaje gallego y a los gallegos, “gente que celebra todo, con la comida: la alegría y la tristeza, y que a base de preguntas y más preguntas nos entendemos de maravilla”.
Por otro lado Juan Carlos el emérito que se ha convertido en un personaje a partir de la famosa caza del elefante, un momento en el que España estaba al borde del rescate, la prima de riesgo y el desempleo disparados. ¿Qué principios y valores priman en él?, pues entre otros la deshonestidad: numerosos casos de corrupción de los que se ha librado en España gracias a la anacrónica inviolabilidad, la avaricia: que se sustenta en los múltiples cobros de comisiones con cuentas en el extranjero, la soberbia: es incapaz de asumir responsabilidades, y sigue viajando en jets privados muy caros que no paga de su bolsillo.
Para navegar por la vida prefiero el barco, la tripulación de apoyo y la visión que nos facilita a los seguidores y lectores, Domingo Villar, un buen patrón, una buena persona.
Descanse en paz.