José Antonio Gómez Novoa
Ventana indiscreta: Arrugas
Los políticos y los ciudadanos, somos cómplices de lo que está ocurriendo en las residencias de la tercera edad en España. La atención de nuestros padres y abuelos, pasó de ser un servicio público esencial, a ser gestionado en la busca de la rentabilidad (hacer caja), por fondos de inversión privados y personas relacionadas con los gobernantes de turno. Un sector en el que por cada plaza pública (muchas de ellas concertadas), hay tres privadas.
El marketing y la publicidad, destinada a "captar hijos", que son los que habitualmente deciden sobre cuál es la mejor "ubicación" para las personas mayores, están basados en ensalzar el continente (el envoltorio) y no el contenido. Nos hablan de su calidad existencial, de la atención personalizada, que van a estar como en casa y nosotros compramos el producto.
No dudo de que sean necesarias las residencias de mayores y que haya personas que la gestionen bien. Pero, debemos verlas como alternativa válida y no como una fórmula magistral para su bienestar.
Y, qué decir de sus trabajadores, sus salarios y horarios indignos, sobrecarga inaceptable. La sociedad en general no pone en valor una labor tan imprescindible. Al igual que los servicios sanitarios, no son héroes, sufren, lloran, se cansan y frustran, porque se ven superados por la situación.
Sí señores, la distancia social (de moda ahora), con frecuencia, ya la hemos aplicado con nuestros padres y abuelos. Hay voluntarios que se dedican a ver ancianos que necesitan hablar. Nos "ponemos de luto" (al igual que algunos políticos), cuando fallecen y a menudo, nos preocupamos exclusivamente de la "herencia económica". En definitiva, los "aparcamos" y lamentablemente no estamos, ni nos ocupamos de ellos en el día a día.
Creo que algo debemos aprender de esta pandemia y es que nada será como antes. Debemos reflexionar entre todos, sobre el trato que damos a nuestros mayores y abordar la conciliación con nuestros hijos, pero también con nuestros padres, para que en la medida de lo posible estén con nosotros en el último tramo de su vida. Sí, "la vida es para compartirla" y más con aquellos que han dado todo por nosotros".
Apoyemos a las familias y a todas las profesionales cuidadoras en residencias y cuidadoras a domicilio, que dan lo mejor de sí mismas en el cuidado de nuestros mayores y consideremos éste un servicio público fundamental y esencial. @novoa48