José Antonio Gómez Novoa
Hermigos
Aristóteles se preocupó por la naturaleza del ser humano, y creía que solo nos podemos realizar plenamente en sociedad, rodeados de otras personas. Nacemos en un estado más inmaduro que cualquier otro animal. Necesitamos a los demás de un modo absoluto.
Son muchos tipos de relaciones que establecemos entre nosotros pero hay una muy especial:
- Estamos deseando llegar para vernos, con toda la ilusión del mundo, y ellos te están esperando con los brazos abiertos.
- No hacen falta flores, ni regalos, ni reverencias. Con su sola presencia, te sientes relajado. Abres los ojos, y notas bienestar, alegría, satisfacción plena.
- Nos sentamos a hablar, y las cosas que nos decimos, suenan a bocanada de aire puro. Aunque pasemos largo tiempo separados nada cambia.
- La conversación fluye, y aparece ese sentimiento recíproco de cómo si nunca nos hubiéramos dejado de ver.
- Si tienes malestar o estás enfermo sentirás a su lado que todo fluye, que incluso se difuminan los síntomas, el dolor. Hay un vínculo emocional tan intenso, que sustituye a los analgésicos, antiinflamatorios…
Sí son nuestros HERMIGOS. Una mezcla de hermanos y amigos. A veces más que hermanos, siempre más que amigos. Va por vosotros, sí, por ti, por ella. Un beso.