Milagros Domínguez García
Si está a la venta, no es felicidad!!
Leía hace unos días que un equipo de investigadores británicos creaban una bebida que "emborracha y no deja resaca". Afirman sus creadores que produce "todos los beneficios del alcohol y ninguna de sus desventajas".
Ellos explican que con este producto se eliminarían las molestias y daños que causa la ingesta de alcohol a corto y largo plazo y, en cambio, se mantendría la parte beneficiosa que entienden como euforia y deshinibición.
Me sorprende y mucho que alguien se preocupe de crear algo cuya única finalidad sea la de llevarnos a un estado de "felicidad" ficticia y que además lo haga procurando que no tenga consecuencias negativas. Algo ya de por si contradictorio; la felicidad no puede conllevar negatividad alguna, por lo menos no la real.
Me pregunto qué nos pasa, por qué hemos de encontrar la dicha envasada, por qué valoramos tanto sentirnos exultantes a la hora de divertirnos y, lo que es peor aún: ¿Necesitamos para nuestra diversión y para nuestro desarrollo no sentirnos nosotros y, vivir en un estado de ánimo irreal?
En tiempos donde nuestros jóvenes corren el riesgo de ser adictos al juego, a las tecnologías, a la pornografía, al alcohol, a las drogas..., donde todas ellas son vías de salida erróneas y con gravísimas consecuencias que ellos, los jóvenes, dan en muchos casos a las emociones y sentimientos que por su inmadurez no saben gestionar. Donde su salud se deteriora, donde su entorno sufre y donde la sociedad pierde su más importante materia prima. Creo yo, que no hace falta que les vendan la idea de que necesitan un placebo que les haga felices, en cambio sí precisan saber que no hay caminos cortos y que la única vía de escape a un problema es solucionarlo y no enmascararlo.
Deberíamos explicarles que no siempre hay motivos para la alegría, que tendrán que enfrentar su día a día, sus problemas, frustraciones y miedos sin necesidad de estar "colocados" porque esto no resolverá nada ya que sólo vivirán engañados y ciegos a su propia realidad.
Deberíamos educarles para ser resolutivos y enseñarles que no hay carencia que se pueda cubrir buscando en la estantería de ningún establecimiento. Que todo lo que necesitan lo tienen dentro de ellos y que únicamente en su mano está el vivir plenamente, pero que para ello han de hacerlo de forma responsable y consciente.
Que cuanto más lúcidos estén más disfrutarán de la vida y que hay cosas como el amor, la amistad, la lealtad, el sentido común, la sensatez, la honradez, la honestidad, la ética, los principios, la educación..., que no podrán nunca encontrar envasadas y que, sin lugar a dudas, no existe sucedáneo alguno que pueda sustituir a los valores más importantes para su desarrollo personal y emocional.
Deberíamos, con nuestro ejemplo, enseñarles que maquillar la realidad no traerá buenas consecuencias, que las emociones fuertes las pueden encontrar en la cotidianidad y que a través de las adicciones lo único que conseguirán será vivir de espaldas y que de ese modo, cuando la felicidad real pase por su lado, no la disfrutarán.