Milagros Domínguez García
El gran Corazón de la Guardia Civil
Conocíamos, en estos días, a través de los medios de comunicación, que la Guardia Civil montó un operativo especial en la comunidad gallega para el traslado de un corazón donado que debía llegar a su destino: el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, para poder ser trasplantado.
Quizá esta haya sido una de las noticias más importante de la semana, dado que por un lado tenemos conocimiento de que las donaciones de órganos en nuestro país son difíciles de superar en cuanto a número, y eso significa, que en nuestra sociedad, anida la generosidad y el compromiso por el bien del prójimo y que también poseemos una sanidad que lleva a cabo todos los trasplantes de forma eficiente y eficaz, hechos ambos que son para sentir satisfacción y orgullo.
En este caso en particular se dio la circunstancia de que fue necesaria la intervención de la Guardia Civil para el traslado del órgano y, como es habitual en ellos, demostrando una vez más su valía, el dispositivo a cargo de la Guardia Civil de Tráfico de A Coruña logró que fuese llevado a cabo con éxito el desplazamiento del corazón, que viajó dentro de un coche patrulla, llegando a tiempo para salvarle la vida al receptor.
Era cuestión de tiempo que fuese posible llevar a cabo el trasplante, como máximo una hora y media para ser viable. Noventa minutos donde la responsabilidad estaba en la mano de los guardias civiles que recorrieron los no pocos kilómetros que les separaban de lograr su meta y llegar a su destino.
Viendo las imágenes que se mostraban en las redes sociales, mi primer pensamiento fue para ellos, intentando imaginar qué se siente ante tal compromiso y la ansiedad que genera que pueda darse alguna circunstancia que impidiese llevar a cabo su cometido, ya que todos sabemos que, a veces, no todo sale como queremos y, sobre todo, aquello que no depende únicamente de nosotros, como en este caso. En la carretera no todo es siempre fácil y las dificultades pueden surgir en cualquier momento.
Quizá lo más relevante de todo es que, gracias a la disposición del Benemérito cuerpo, a pesar del poco tiempo de reacción en el que se presenta la situación de necesidad de hacer llegar el corazón a su destino, abre una puerta a posibles trasplantes en las mismas condiciones (asistolia controlada) lo cual permitiría elevar el número de extracciones con su colaboración y poder así salvar más vidas.
Su eficacia y compromiso con las necesidades reales de los ciudadanos supera cualquier expectativa que se pueda depositar sobre ellos, llevando a cabo su labor de forma extraordinaria y haciendo gala de espíritu y vocación de auxilio con el que fue creada la Agrupación de Tráfico y que se define perfectamente en su lema:
“Servire Sit Tibi Sponsio Pro Vita” (Tú servicio una apuesta por la vida).
Qué otra cosa podría decir más que agradecerles su labor y entrega, su dedicación y el mimo con la que la llevan a cabo y que por acciones así contribuyen a elevar la estima de los ciudadanos por ellos, que aunque no es poca, no está de más recordar lo necesario de su presencia siempre. Y ya que mucho se dice sobre su afán recaudatorio y se les acuse de estar a la caza de los conductores, también se podría decir ahora que vuelan sobre el asfalto para acudir allí donde son necesarios y cuando son necesarios, poniendo en peligro sus propias vidas para rescatar corazones y, en casos como el que se relataba esta pasada semana, llevando un corazón en sus manos para devolverle el latido.
Deberíamos recordar siempre que es en las dificultades donde conocemos quienes realmente son nuestros amigos.