Jacobo Mesías
Maltratar y abandonar un perro no siempre sale gratis
Hace ya 6 años que trascendió en los medios de comunicación una noticia fulminante para todo amante de los animales. Alguien había golpeado repetidas veces a un perro con un objeto contundente hasta dejarlo moribundo, y una vez estaba semiconsciente, lo enterró en un agujero tapado con tierra y piedras. El pobre fue hallado todavía vivo, y trasladado a un centro veterinario de Baiona, donde comenzó una larga recuperación.
Pues bien, hace unos días, hablando con Tatiana Álvarez, presidenta de la protectora de animales Bai Senpulgas, me trasladó que este mismo mes le habían notificado la sentencia del Juzgado de Vigo que lleva este asunto, en la cual se condena a E. F. V. a pagar los gastos veterinarios de la recuperación del animal. Tras la alegría inicial por la noticia, entré en "modo jurista", y me empezaron a surgir muchos interrogantes.
Lo cierto es que en la práctica totalidad de los abandonos, resulta casi imposible identificar al propietario del perro, y aún localizando al dueño, habría que probar el nexo causal de los hechos. Entonces, le pregunté por las circunstancias concretas del suceso.
Resulta que el propietario fue localizado en Facebook, tras una concienzuda difusión e investigación en redes sociales. Al parecer, había subido una foto en que aparecía Stone (así se llama el can). Tirando del hilo, se pudo averiguar que el individuo en cuestión había acudido a una clínica veterinaria unos días antes, con intención de sacrificarlo.
Con este telón de fondo se inició un procedimiento penal por delito de maltrato y de abandono de animales domésticos, pero como he adelantado, en estos casos resulta muy complicado probar el delito, y terminó por archivarse el procedimiento.
Entre tanto, gracias a un ingente trabajo, Stone se recuperó definitivamente de las lesiones. Los gastos veterinarios superaron los mil euros, y fueron asumidos íntegramente por la protectora de animales que se hizo cargo de él. Entonces, ya con unos gastos cuantificados y definidos, se inició un procedimiento civil, reclamándole a la antigua propietaria la citada cantidad. Fue esta la batalla que se ganó.
El argumento empleado por Bai Senpulgas consistió en atribuir la responsabilidad del cuidado del animal a su propietaria, pese a que ya no estuviese en su poder por haberlo "extraviado". Por su parte, la demandada alegó que, una vez había "perdido" el animal, no debe asumir los gastos sanitarios del mismo, puesto que ya no le pertenece.
El juez argumentó que, a pesar de no haber pruebas concluyentes que demuestren que la acusada maltrató y abandonó al perro, "no hay duda de que el propietario de un animal está obligado a cuidarlo y que debe reembolsar a un tercero los gastos de su sanidad". Como el daño se produjo a consecuencia de salir el perro de la esfera de protección de sus cuidadores, termina por condenar a la expropietaria al pago de la cantidad reclamada.
En definitiva, Stone ya está disfrutando de una segunda oportunidad, y Bai Senpulgas podrá reembolsarse parte de los cuantiosos gastos que asume día tras día por culpa de desalmados que abandonan y maltratan a sus mascotas. Todavía hay esperanza!