Ramiro Espiño
"No se me contrarrevolusionen, no más"
Alteradillo está el personal. Fue adelantar PontevedraViva la intención de Jorge Pedrosa de presentar su candidatura a la presidencia del Pontevedra y se armó el belén. De repente a más de uno le entraron tembleques, vaya usted a saber por qué, mientras otros empezaban a buscar la forma de "enmorroñar" al candidato, alegando su "pasado" granate más reciente y su vinculación con la directiva de Mirón.
Olvidan éstos últimos, puede que voluntariamente, que a diferencia de ellos mismos, Jorge Pedrosa SÍ tiene un pasado granate, no como otros, advenedizos de nuevo cuño, que para acceder al cargo necesitaron una operación de cesión de acciones (no muchas, no crean, que tampoco era cuestión de alardes), para cubrir el expediente y aparecer en el listado, ya que, cuando el club requirió de su inversión en acciones ellos no estaban, puede que ni supiesen dónde quedaba Pasarón.
Pero no teman, no voy aquí a hacer un panegírico defendiendo la candidatura de Jorge Pedrosa, nada más lejos de mi intención, aunque quizás al buen amigo Rodrigo Cota, que fue quien avanzó a modo de idea la posibilidad de que fuese presidente, le gustaría. Simplemente pretendo reivindicar su derecho a presentarse, como el de cualquier otro que, de buena fé, intente sumar, aportar algo, aire fresco para devolver al Pontevedra al lugar que le corresponde y que, sinceramente, en las manos actuales lo veo no sólo díficil, si no absolutamente imposible.
Lo que me sorprende es que, si unos tienen tantas ganas de marcharse y otros tienen tan pocas de entrar, o al menos no acaban de decidirse, ¿por qué les molesta que Pedrosa se presente?, ¿por qué ese interés en mandar aullar a todo trapo al "perro de los Baskerville"?. Tal como si quisieran ahuyentar a cualquier posible candidato que no sea de su cuerda, como si la poltrona granate fuese algo así como una dictadura hereditaria, elegida a "dedorcio" por quienes, no lo olvidemos, tienen el dudoso honor de haber conducido el club a la tercera división y no sólo no son capaces de sacarnos de ella, si no que su único "mérito", el proceso concursal, y la reducción de la deuda, tiene más bien poco que ver con su gestión.
Que de lo deportivo no hablo, más bien parece que no es que no puedan o sepan (que tampoco) si no que no quieren, sacar al club del pozo deportivo en el que lo han dejado caer. Sólo así se entiende la desconsideración, por llamarlo de forma suave, con jugadores y empleados, a los que ya se les adeudan cuatro mensualidades en un momento clave de la temporada en el que habría que intentar llevar tranquilidad y ánimo al vestuario.
Para los desmemoriados, que los hay, o simplemente para aquellos a los que el Pontevedra les suena desde hace bien poco, permítanme que les recuerde que Pedrosa no sólo ha sido hombre de Mirón en la directiva. Si por ese baremo hubiese que medirlo, y también por ello quedase descalificado o inhabilitado para presentar candidatura, no sería el único que tiene esa supuesta "lacra" en su solapa. Pero no olvidemos que Pedrosa es granate desde muy niño. Le viene de familia. Su cariño al Pontevedra está fuera de toda duda y su valentía también.
Porque antes de acompañar a Mirón en su etapa, tan excelente, no lo olvidemos, y jaleada por todos (me incluyo) en sus primeros siete años, como nefasta en los tres últimos, Pedrosa ya sabía lo que era dar un paso al frente para evitar que el Pontevedra desapareciese. Cierto que estuvo con Mirón hasta casi el final, pero también que no era él si no otros los encargados de los números y las "falcatruadas" varias acontecidas en la etapa "oscura" y tenebrosa de los "ejecutivos agresivos".
Me refiero a que Jorge Pedrosa ya estuvo en el grupo de valientes que, con Gerardo Lorenzo, dieron un paso al frente cuando el Pontevedra estaba al borde de la desaparición, tras la etapa de Ramón Crespo, con más de 700 millones de pesetas de entonces de deuda y sin las ayudas institucionales de las que ahora dispone. De ahí que yo no dude de su buena fé. Al menos, creo, tiene todo el derecho a intentarlo y ojalá fuese no sólo él, si no más de un candidato el que optase al sillón presidencial, para que la masa accionarial pudiese elegir al que considerase más idóneo.
Si finalmente se presenta será porque nadie más lo ha hecho. Ese será el momento de apoyarle, apoyarle para luego exigirle. Si se equivoca, si lo hace mal, deberá rendir cuentas a la afición. Mientras, a los que "ladran" intentando amedrentarle, simplemente les pediría calma con una frase del genial Mario Moreno 'Cantinflas' en una de sus películas: "No se me contrarrevolusionen, no más". Y que se tomen una tila.
25.03.2013