José Antonio Gómez Novoa
Ventana Indiscreta: IKEAdictos
¡Papi, puedes acompañarme a Ikea!. Ese es el peor mensaje que puede enviarle una hija a un padre que ni le gusta el bricolaje, ni la naturaleza le ha dado habilidades para esa materia, ni su cerebro está preparado para semejante actividad.
Pero ahí me tienes por los pasillos unidireccionales de la república independiente, con el lápiz en la oreja y el metro de medir de papel, observando múltiples cojines, acostándome en las habitaciones escondidas, deambulando como una planta fuera del tiesto.
Hicimos un impass en el micromundo de su "restaurante" para paladares comprometidos con el más allá de la restauración. Me atrevo con las albóndigas Kötbullar, que ya el nombre no invita, pero al depositarlas la camarera en el plato, contemplo un líquido marrón achocolatado cubriendo una especie de boñigas acompañadas de un puré tipo gotelé que hacen que mi intestino reaccione con un sonido premonitorio.
Aún no repuesto del ágape, nos dirigimos a la planta baja y continúa el circuito zigzagueante con múltiples artilugios hasta que llegamos a la nave final dónde se depositan las piezas del mobiliario que hemos seleccionado: Una cómoda, un zapatero y un espejo.
Hay que cargarlo todo en el coche con lo que ello significa para mi maltrecha espalda. La cómoda (¿quién le pondría tal nombre?) al ser tan grande, va aposentada en mi gaznate durante todo el viaje, no llegando a causarme ningún daño grave. salvo un pequeño agarrotamiento cervical.
Ya estamos en su pisito. Me coloco en posición de cuclillas y empiezo por lo más sencillo, un cubo de basura metálico con tres piezas que aunque tengo que consultar en youtube el montaje (no entiendo el folleto) consigo finalizar el trabajo, eso sí con las asas contrariadas. Continúo con la cómoda, que con sus 30 fases de anclaje consiguen que pierda los nervios y lo que es peor no sé cuantos tornillos y piezas.
Seis horas después, el mueble parece mantener la verticalidad pero yo no puedo levantarme debido a un dolor muscular acusado en la cadera, cuadríceps y aductores que me sigue acompañando días posteriores al evento.