Mauricio Rodríguez, incapaz de identificar en el juicio a los aficionados a los que denunció por amenazas
Por Diego Espiño
El juicio de faltas entre el ex-presidente del Pontevedra, Mauricio Rodríguez Boullosa, y ocho aficionados granates ha quedado visto para sentencia tras la sesión oral celebrada este miércoles en el Juzgado de Paz de Sanxenxo.
Rodríguez Boullosa denunció el pasado 5 de mayo haber sufrido insultos y amenazas por parte de aficionados lerezanos a la salida del encuentro disputado entre Villalonga y Pontevedra en el campo de San Pedro.
Según su relato, los seguidores granates rodearon su vehículo, al que golpearon en repetidas ocasiones a la vez que proferían insultos y amenazas hacia su persona.
En la vista oral el anterior dirigente granate se ratificó en su declaración inicial, en la que hacía referencia también a una llamada al servicio de emergencias 112 en la que llegó a asegurar que "yo creo que no vamos a salir vivos de aquí, por favor manden a alguien", tal y como recordó en su intervención ante la jueza.
Tras esta vista, en la que Mauricio Rodríguez fue incapaz de identificar a ninguno de los presentes como autores de la agresión, el ex-presidente retiró la acusación que pesaba sobre cuatro de los aficionados, manteniéndola sobre los cuatro restantes, identificados en su momento en la denuncia a través de una fotografía, correspondiente al interior del estadio en el transcurso del partido en cuestión, aportada como prueba en el escrito de acusación.
A cada uno de ellos la parte demandante les solicita una condena por una "falta por amenazas" de 20 días a razón de 30 euros el día (600 euros).
Por su parte todos los aficionados negaron en su intervención las acusaciones, reconociendo en la mayoría de casos estar en el lugar pero simplemente "pidiendo la dimisión del presidente por su nefasta gestión".
Mauricio Rodríguez aportó tres testigos al juicio. Dos de ellos viajaban con él en el vehículo y apoyaron su testimonio, en especial en relación a los golpes en el coche que defienden haber sufrido, aunque en uno de los casos aseguró no poder diferenciar los insultos supuestamente referidos porque "dentro del coche no se escucha mucho".
El tercero de los testigos fue el conductor del autobús del Pontevedra Club de Fútbol, aparcado justo detrás del lugar de los hechos, un trabajador que si bien confirmó la presencia de dos de los denunciados y el estado de alteración de una aficionada, aseguró no haber visto golpe alguno, además de no haber escuchado los insultos y amenazas referidas en la denuncia al encontrase en el interior del autocar.
Uno de los abogados defensores, además del resto de aficionados sobre los que se mantuvo la acusación, solicitaron en sus conclusiones la libre absolución y la imposición de costas a la parte demandante.
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