Denuncia el hurto de 500 euros en su kiosco de la ONCE y pide colaboración para dar con la sospechosa
Por Mónica Patxot & María José Pita
Rafael Pereira Currás lleva 34 años afiliado a la ONCE.
Desde hace poco tiempo despacha en el kiosco de venta de cupones de la Plaza de Galicia en Pontevedra, donde el pasado viernes 26 de mayo se llevó una desagradable sorpresa.
Entre las 12:00 y las 13:00 horas, le llamó la atención que una señora se acercase hasta su kiosco y en un movimiento extraño se agachase junto a la puerta lateral. Rafael pensó que se le había caído un cupón de los que tiene colgados en el interior de esta puerta y que esta mujer se lo recogía.
Además, le resultó especialmente sospechoso que se marchase por la parte de atrás del kiosco, por un tramo de acera muy estrecho por el que no es habitual caminar, ya que linda con la carretera.
"Pensé que me había caído un cupón y que la señora se lo llevaba, así que como llevo el chaleco corporativo, salgo detrás y la acompaño unos metros para ver si me dice algo, si reacciona de alguna manera", relata el agente vendedor de la ONCE.
Como no estaba seguro de lo que había ocurrido, Rafael decidió desistir del intento de alcanzar a esta mujer. El gran susto vendría poco después, al comprobar que no era un cupón lo que le faltaba sino 500 euros.
"Al ver que no me faltaban cupones, miré la cartera y ya me di cuenta que faltaban 500 euros. Era la recaudación de varios días, el dinero de los cupones y los rascas. Lo tenía en billetes de 50 doblados de dos en dos uno encima del otro", apunta Rafael Pereira.
A este agente vendedor le es imposible recordar en qué momento se le pudieron caer los billetes. "Quizás abrí la puerta para hablar con alguien o por cualquier cosa, se caen y no me doy cuenta". Sin embargo, para él no tiene explicación que una persona vea los billetes junto a su kiosco y "por lo menos preguntar si es tuyo, si se te ha caído, y más cuando la acompañas unos metros por si te dice algo".
Al día siguiente, el sábado 27 de mayo, Rafael Pereira puso la correspondiente denuncia en la Policía Nacional, pero alberga pocas esperanzas de recuperar su dinero, especialmente porque la mujer de la que sospecha no tenía aspecto de delincuente habitual. "La señora vestía elegante, educada, con clase, no parecía necesitar el dinero", se lamenta.
Sobre la captación de estos detalles, el agente vendedor de la ONCE aclara que "tengo una visión prácticamente como los demás, simplemente que a corta o a muy larga distancia me dificulta la visión, pero a media distancia veo casi al completo".
Además de a la Policía Nacional, Rafael Pereira lo comunicó en la oficina de la ONCE, situada frente a su kiosco, pero, como nos indica, solo lo ha hecho a título informativo. "A la ONCE solo se le notifica en casos de atraco", aclara.
Rafael Pereira preguntó en la cercana cafetería Plaza y en la tienda de electrodomésticos contigua y de amplia cristalera si habían visto pasar a esta mujer para completar la descripción y poder localizarla. Ante lo infructuoso de sus pesquisas, hace un llamamiento a cualquier persona que haya presenciado la escena entre las 12:00 y las 13:00 horas del pasado viernes 26 de mayo para que puedan aportar algún dato. Incluso apela a la mujer sospechosa: "cualquier persona tiene derecho a equivocarse y si rectifica, bienvenido sea, y se le agradecerá".
Para este agente vendedor de la ONCE el hurto de estos 500 euros de la recaudación de varios días supone una brecha importante en su economía. "Me repercute en que la cantidad exacta de 500 euros es lo que yo tengo que poner de mi bolsillo, literalmente. No es ganancia, es recaudación, lo tengo que reponer íntegro y me repercute en un porcentaje importante en el sueldo de este mes".