Satisfacción tras el estreno de la feria en la Alameda: "Polo meu posto pasou xente que non vira na miña vida en Rafael Areses"
Muchos curiosos, pocas ventas y con una satisfacción general -con matices- en comerciantes y clientes. Así ha transcurrido la primera jornada de la feria en su nuevo emplazamiento, la Alameda de Pontevedra, que desde el Concello han calificado como un "éxito absoluto".
Desde primera hora de la mañana el bullicio ha sido notable. "Estamos encantadísimos", ha sostenido Margarita González, portavoz de los feriantes. "Polo meu posto pasou xente que non vira na miña vida en Rafael Areses", ha asegurado.
Eso sí, la mayoría de ellos, probablemente movidos por la expectación, no han comprado nada. "Moitos viñeron a pasear e a mirar, pero marchan sen bolsa", reconoce. A pesar de ello, insiste en que este primer día en la Alameda ha sido un "éxito total e absoluto".
Al ser el primer día "non podemos aventurar nada", pero sostiene que lo peor es que "o tempo non acompañou". Hubo también "detalliños" que habrá que solucionar, entre ellos, la acumulación de agua, poco espacio entre los puestos y desajustes en las filas.
Entre los clientes, por su parte, si bien muchos asegurar preferir el entorno del Recinto Ferial porque en el centro "es mucho más difícil aparcar", el cambio ha agradado porque "aquí lo tenemos todo mucho más a mano", afirma Paula, una de las asiduas al mercadillo.
"Yo hacía mucho tiempo que no venía a la feria porque a mi edad me cuesta mucho andar", aseguraba Mari Carmen, una octogenaria que no ha querido perderse el regreso de la feria al centro, un evento que le trae muchos recuerdos de su niñez.
Las críticas más recurrentes ha sido que "está todo lleno de barro", lamenta un matrimonio que venía desde Lérez. Probarse la ropa en los puestos fue toda una odisea porque "no te puedes descalzar y hay que tener cuidado con que no caiga nada al suelo, porque se mancha".
Los 45 puestos que se instalaron en la Alameda -de los 53 autorizados en total para la feria de Pontevedra- se repartieron en tres filas por todo el espacio, con los puestos de textil más próximos a la Plaza de España y los de alimentación en el otro extremo.
Los únicos que pudieron entrar con sus furgonetas en el recinto fueron los titulares de los puestos situados en las dos filas exteriores. Los colocados en la zona central tuvieron que aparcar lejos de la Alameda, lo que generó cierto malestar entre los afectados.
La edil de Promoción Económica, Yoya Blanco, reconoce que el estreno de esta nueva ubicación se vio lastrado por el tiempo. "Fue un día que llovió que es lo peor que le puede pasar a una feria", destaca. A pesar de ello, el resultado ha sido más que satisfactorio.
"Seguro que haberá defectos nos que teremos que seguir traballando", ha explicado la concejala socialista, que defiende que los comerciantes "están moito mellor aquí" que en Rafael Areses, lugar que tenían que abandonar "porque vai a haber obras".
Para animar aún más la afluencia de gente, desde el Concello se impulsaron diversas actividades paralelas como animación por la calle o el reparto de bolsas de tela. A ellas se sumó la presencia de una carpa para degustar el pulpo preparado por una 'pulpeira'.
MALESTAR EN EL ENTORNO DEL MERCADO
Estas actividades promocionales han provocado el enfado de los comerciantes de la calle Sierra y de los usuarios de la plaza de abastos, ya que los 'zancudos' que invitaban a la gente a acudir a la feria, según denuncia este colectivo, "vinieron a llevarnos los clientes".
"Educadamente les dijimos que se fueran a otro lado", aseguran a PontevedraViva los afectados, que ven este hecho como una "provocación" tras haber reunido unas 800 firmas para que el mercadillo se instalase en el entorno del mercado pontevedrés.
Afirman que "esto es meter el dedo en la llaga" y lamentan que desde el Concello no se ponga el mismo empeño en impulsar campañas promocionales para fomentar la afluencia de clientes al mercado municipal.
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