Para ellos, los zapatos no se quedan fuera
Por Marisa Ciordia & Mónica Patxot
Desde que comenzó el estado de alarma se han ofrecido varias recomendaciones sobre qué hacer con el calzado con el que salimos a la calle. La actual recomendación de Sanidad es quitarse los zapatos al llegar al domicilio y dejarlos cerca de la puerta. Según los datos que reporta la Organización Mundial de la Salud el virus SARS-CoV-2 puede sobrevivir hasta 72 horas en superficies plásticas; menos en superficies metálicas.
Teniendo en cuenta estas máximas, ¿cómo están procediendo los zapateros para realizar sus reparaciones de calzado? Preguntamos en uno de los establecimientos de la capital: no hay ningún protocolo oficial con recomendaciones o pautas para este sector.
"No nos dijeron absolutamente nada. Entre nosotros, los zapateros, nos vamos comunicando y diciendo cómo hacemos unos y otros, pero nadie nos dijo: cuando llegue un cliente tiene que hacer esto o aquello con el calzado" explica Jesús Meis, empleado.
En este caso el procedimiento que están siguiendo cuando reciben un calzado para reparar es, en primer lugar, rociarlos con unos productos desinfectantes específicos y seguidamente se apartan para mantenerlos durante unas horas "en cuarentena" antes de poder realizar la pertinente reparación.
Lo que les resulta más complicado, por no decir imposible es realizar las reparaciones con los guantes puestos ya que su trabajo requiere el uso de pegamentos y colas "y los guantes inevitablemente se quedan pegados, no duran dos minutos", de forma que están constamente con las soluciones hidroalcohólicas mientras manipulan el calzado.
Estos negocios también trabajan con material metálico, como son las llaves. Éstas se rocían con productos desinfectantes, tanto las que traen los clientes como las nuevas que son entregadas. Al igual que cualquier establecimiento abierto al público cuentan con mamparas de protección, geles hidroalcohólicos y de forma reiterada limpian el mostrador con lejía.
Su actividad pudieron retomarla el pasado lunes 11 de mayo y desde entonces "esto está muy parado, es un desastre. Imagina que antes del estado de alarma trabajábamos todo el día y ahora estoy trabajando un par de horas; me da la impresión que para arrancar esto va a costar mucho".
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