La luz une a los niños del Crespo Rivas con los de Puerto Rico
Por Oskar Viéitez & Mónica Patxot
Esta historia de los alumnos pontevedreses de la escuela infantil Crespo Rivas arranca a miles de kilómetros de distancia el pasado 20 de septiembre. Aquel día un huracán al que llamaron María arrasó Puerto Rico. La cifra oficial de víctimas mortales es de 64, pero a día de hoy el gobierno de la isla caribeña no ha sido capaz de contabilizar con certeza las miles de muertes indirectas relacionadas con sus efectos, el más mortífero la pérdida de electricidad en hospitales y domicilios.
La devastación causada por el huracán, el más fuerte en la isla en las últimas nueve décadas, destrozó su envejecida infraestructura eléctrica. Aún hoy un 30% de la población sigue sin electricidad.
Volvamos a la Boa Vila. Este curso el Crespo Rivas empezó a trabajar en un proyecto llamado "Aluzina" que profundizaba en la luz y en diversos experimentos dirigidos al alumnado de 3-6 años. Los pequeños comienzan a plantearse cómo sería vivir sin luz y afirman que para ellos resultaría imposible.
Fabiola Citrón es una de las maestras de esta escuela pontevedresa. Ella nació en Puerto Rico y propuso a todos que sería una idea fantástica ponerse en contacto con alguna escuela de la isla caribeña y que las niñas y niños de ambos lados del Atlántico compartan de una manera vivenciar lo que supone vivir sin luz. Así nació el interés de su prima, que es maestra en la Escuela CeDIn, por participar en esta experiencia.
A lo largo de las distintas semanas y de manera paralela la actividad de ambos centros escolares ha estado hermanada con el desarrollo de distintos experimentos y actividades relacionadas con el tema. La cita más importante tuvo lugar este martes día 9 en el que ambas comunidades escolares, la pontevedresa y la boricua, se vieron cara a cara mediante una videoconferencia.
Fue un encuentro muy emotivo entre los 75 alumnos de sexto de Educación Infantil y los 60 alumnos de pre kínder de Puerto Rico que compartieron el miedo que sintieron el día del huracán, explicaron que todavía no pueden salir a la calle con normalidad porque "hay troncos atravesando la acera", hablaron de como la falta de electricidad les condiciona aspectos tan básicos como el aseo, la alimentación, el trabajo o la asistencia sanitaria.
La diferencia horaria obligó a los gallegos a asistir a clase por la tarde por lo que la conexión arrancó con el clásico "Buen día para nosotros, buena tarde para ustedes" y, después de una hora de charla, concluyó con bailes y canciones interpretadas conjuntamente.
La curiosidad de una niña portorriqueña le llevó a preguntar a sus compañeros: "¿y ustedes en Pontevedra también tienen huracanes?" a lo que respondieron diciendo "si, aquí hay muchos, pero pequeñitos".
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