Dos acusados de una paliza en el exterior de un pub alegan defensa propia: "Yo protegí mi vida, que me mataba"
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Los pontevedreses Gabriel P.M. y Francisco P.V. declararon este martes como acusados en la Audiencia Provincial de Pontevedra por haberle dado una paliza a otro individuo en el exterior de una conocida discoteca de la calle Benito Corbal golpeándole con cinturones de hebillas metálicas y propinándole patadas y puñetazos. Su presunta víctima refrendó esta acusación, pero ellos se defendieron. Reconocieron que se habían visto implicados en una pelea, pero en la que recibieron la peor parte por parte del supuesto agredido y de más gente que no fue identificada.
El juicio se celebró este martes después de que tuviese que suspenderse hace 20 días, el 5 de octubre, porque uno de los acusados, Francisco P.V., se presentó borracho en la sala y no estaba en condiciones de declarar. Además, tanto él como un acompañante que estaba en el público se mostraron agresivos con la prensa.
Este martes, antes de la celebración de la vista, un forense lo examinó y confirmó que en esta ocasión sí podía declarar. Además, el juicio se celebró con medidas de seguridad reforzadas. El otro acusado, Gabriel P.M., está en prisión por otro delito y, por lo tanto, le acompañaban dos agentes de la Policía Nacional. A mayores, un tercer policía adicional permaneció en la sala durante toda la sesión.
Ambos acusados defendieron su inocencia y apelaron a la defensa propia, pero Gabriel fue el más contundente. Explicó que aquel 23 de agosto de 2014, cuando salío del pub, le estaban esperando el chico de origen marroquí que aparece como víctima en esta causa y otros dos compatriotas y empezaron a atacarle. Él, según su relato, respondió, pero en defensa propia: "Yo protegí mi vida, que me mataban".
Según indicó, el otro acusado también fue atacado, recibió patadas y puñetazos y llegó un momento en que lo dejaron inconsciente en el suelo. Fue en ese momento en el que él cogió su cinturón "en defensa propia porque me mataban", si bien asegura que no llegó a utilizarlo. "Saqué el cinturón para proteger la vida mía, sino me mataban", reiteró, en alusión al miedo que sufrió.
Su supuesta víctima presenta una lesión por un objeto inciso en la zona de la espalda. A esta lesión le tiene explicación Gabriel. Según explicó en la sala, el chico le atacó a él con el vaso y le causó cortes en el cuello y la frente, el culo del vaso cayó al suelo y "lo castigó Dios y se cayó en el suelo y se lo clavó en la espalda". El acusado, que llevaba colgado de la muñeca un crucifijo, apeló a una intervención divina en varios momentos de su declaración. Según indicó, "fue un castigo de Dios" que la presunta víctima sufriese esa lesión con el vaso.
El otro acusado también coincide en que él y Gabriel fueron atacados por varias personas. Él había salido a fumar cuando vio que ya estaban atacando al otro procesado entre varios. Cuando se metió en medio, "me abrasaron a patadas" y él sacó el cinturón. Como su compañero, asegura que no llegó a utilizarlo, solo lo utilizó como barrera y, cuando llegó la policía, levantó los brazos y lo entregó.
Francisco P.V. niega que atacasa al resto: "Como lle ía dar patadas si estaba no chan?", se pregunta. Tanto él como el otro acusado reconocieron que esa noche habían bebido grandes cantidades de alcohol y habían consumido cocaína.
La presunta víctima negó que tanto él como otras pesonas agrediesen a los acusados. Según su versión, todo empezó porque salió del local a fumar y había cuatro personas que intentaban entrar, pero los porteros no le dejaban. Uno le dijo "entra el moro y yo no entro" y empezó la pelea, con cuatro personas pegándole a las que no conocía de nada. "Sentía cinturones volando", explicó y, tras la agresión, perdió dos piezas dentales.
Tras el juicio, el fiscal mantuvo su petición inicial de que sean condenados a tres años y medio de prisión cada uno como autores de un delito de lesiones causantes de deformidad en concurso con otro de lesiones agravado con el empleo de instrumento peligroso. Sus abogados defensores pidieron su absolución, pero introdujeron cambios en sus escritos provisionales. Ambos pidieron que se les aplique las circunstancias atenuantes de embriaguez y dilaciones indebidas y el de Gabriel también la de legítima defensa.
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