Lágrimas del capitán del Prestige el día que Galicia llora la década de la catástrofe
Por Natalia Puga
El 13 de noviembre de 2002 empezaron a saltar las alarmas. Un petrolero iba a la deriva frente a las costas gallegas. Era el inicio de un accidente marítimo que terminó con el hundimiento del Prestige y de una catástrofe medioambiental que manchó con 67.000 toneladas de fuel las costas españolas desde la desembocadura del río Míño hasta el sur de Francia.
Diez años después, Galicia recuerda aquella marea negra que puso en jaque la actividad productiva vinculada al mundo del mar y que llenó las cotas gallegas de una marea blanca de voluntarios. Muchos han sido los que en sus perfiles de Twitter y Facebook han dicho que le saltaba las lágrimas mientras recordaban todos aquellos días, semanas y meses posteriores.
Otra persona lloró hoy. El supuesto responsable principal de aquel accidente. El capitán del Prestige, Apostolos Mangouras, celebró el décimo aniversario del inicio de la catástrofe declarando como principal imputado por la causa judicial. Se enfrenta a doce años de prisión por delitos de desobediencia y contra el medio ambienta y comenzó su declaración con tono tranquilo y sereno.
Poco le duró. A medida que avanzaba la vista, que duró más de cuatro horas, se fue cansando y emocionando. Su abogado, José María Ruiz Soroa, aludía al inicio del juicio celebrado en la Audiencia de A Coruña a su "edad avanzada" para explicar que no respondería a las preguntas de todos los abogados, tan sólo a las de su defensa, la Fiscalía, el abogado del Estado y los acusados como responsables civiles.
Tiene 77 años y este cansancio se dejó ver a las dos horas de declaración. El tribunal decretó un receso de diez minutos para que descansase. Retomada la vista, una hora más tarde, tuvo que producirse otro receso. En este caso, por sus lágrimas y emoción difícil de contener.
El fiscal empezó a interrogarle sobre el momento en el remolcador 'Ría de Vigo' le trasladó, aquel 13 de noviembre, que todo estaba preparado para remolcar el buque. Le pidió al Ría de Vigo: "un momento, porque el buque lo ven por la tele nuestras familias". Y en ese momento no pudo seguir declarando. Primero se le entrecortó la voz, luego bebió agua, pidió perdón al tribunal y, finalmente, se decidió un receso de otros diez minutos para que se repusiese.
El resto de su declaración siguió con serenidad. Le dio tiempo a asegurar que no había sido responsable del accidente, a reconocer que "cuando yo asumí el relevo del barco inspeccioné los depósitos de lastre y no observé ningún tipo de rotura, sí que vi corrosión, pero yo no estoy capacitado para medir la corrosión ni en qué punto, pero sí que había algo de corrosión", a señalar que no tenía constancia del mal estado del buque y a adoptar una postura victimista: "me trataron como a un criminal".
Mientras, en una de las fachadas del recinto donde se celebra el juicio, Expocoruña, cuatro activistas de Greenpeace se descolgaron y colgaron una pancarta de 12 metros: "¿Dónde están los responsables? Evitemos el petróleo. Evitemos a los irresponsables" y fotos de Arsenio Fernández de Mesa, Mariano Rajoy, Jaume Matas, Francisco Álvarez Cascos y Miguel Arias Cañete, todos ellos cargos del Gobierno del Estado cuando en 2002 se hundió el 'Prestige'. Permanecieron allí durante todo el juicio y, al bajar, fueron identificados por la Policía Nacional.
Relacionadas:
-
Presentan el documental '20 anos de dignidade' de la plataforma Nunca Máis en el Pazo da Cultura
Por Mónica Patxot & Anxo Lourido |
-
El Prestige, sin culpables
Por Natalia Puga |
-
Nunca Máis: "Cada 10 anos hai un accidente e volvería producirse unha catástrofe como a do Prestige"
Por Redacción |
-
Pontevedreses a las puertas del juicio del Prestige: ahora nos vemos todos otra vez con las manos negras
Por Natalia Puga |
-
Los concellos pontevedreses reclaman 1,9 millones por los daños del Prestige
Por Oskar Viéitez |