"Incertidumbre" y ausencia total de ingresos a un mes de que abra el marisqueo a pie, cerrado desde enero por mortalidad
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"Incertidumbre". Es la palabra que más utiliza el sector del marisqueo para definir su situación actual. En enero acordaron el cierre de los bancos durante tres meses ante la elevada mortalidad de bivalvos registrada en otoño. En abril, acordaron renovarlo otros tres meses. Y ahora, tras más de cinco meses de cierre y a menos de uno de la apertura, la falta de certezas planea sobre la profesión.
Mari Carmen Vázquez, patrona mayor de la Cofradía de Lourizán, y Dolores Moreira -Loli-, presidenta de la agrupación de marisqueo a pie, tienen la mirada puesta en el 22 de julio, fecha prevista para la apertura para las profesionales de esta modalidad, si bien el marisqueo a flote acordó prorrogar la parada otros cuatro meses. Pero también tienen muy presentes estos cinco meses transcurridos y la situación delicada que viven ya las y los profesionales del sector, la mayoría ya sin recibir ningún ingreso en la actualidad.
"El 22 de julio la decisión es abrir sí o sí. No cabe otra posibilidad", apuntan. Y, como ellas, todas las cofradías del fondo de la Ría de Pontevedra, Lourizán, Pontevedra y Raxó. De hecho, en los últimos días ya mantuvieron una reunión para fijar los cupos de cara al fin de la parada. Han acordado cinco kilos por persona y día, con medio kilo de almeja fina en alguna jornada.
No podrá ser más cantidad por la situación actual de los bancos marisqueos. Así, los muestreos realizados durante el cierre determinaron que en Lourizán tienen mucha semilla, pero poco bivalvo en talla comercial. En Pontevedra tienen mucha talla comercial, pero poca semilla. Y en Raxó está "en el limbo", con total incerteza sobre qué se encontraron cuándo lleguen a la playa.
En algunas zonas de la Ría el cupo podría ser superior, pero todas tienen un mismo plan de explotación y toman decisiones conjuntas. Además, no quieren elevar las cantidades hasta saber exactamente qué situación se encontrarán, pues son conscientes de que una cosa son los muestreos y que vaya una persona a recoger esa almeja y ese berberecho a ver cómo evoluciona y otra que todo el sector acuda a los bancos.
Además, desde el último muestreo, no saben si ha recuperado. Así, "hasta que vayamos a trabajar y movamos el terreno, no sabemos. Es cómo despertarlas", de ahí esa "incertidumbre".
En julio solo habrá cuatro días de trabajo, en los que también verán cómo está la situación y podrán organizar el mes de agosto. De momento, quieren ser cautos porque "tenemos que comer lo que queda de año, y el año que viene, y la semilla tiene que crecer".
En estos meses de cierre no han estado paradas. El sector ha seguido trabajando. "Se están trabajando las playas para que no vayan a menos", explican Mari Carmen y Loli, pues los bancos necesitan movimiento y mover el sustrato. Han realizado limpiezas, han cavado, han realizado traslados de semilla, han realizado control del depredador y se han realizado muestreos para conocer la situación.
No han estado paradas, pero sí sin ingresos y están "muy mal" tras cinco meses. En la Ría de Pontevedra hay cerca 700 personas en el sector, unas 465 a pie y 200 a flote. Cada situación es diferente, pero, en general, "lo llevan mal porque es nuestro medio de vida". Una parte tienen una segunda actividad y fuente de ingresos, pero son la excepción y hay incluso familias en las que el único ingreso que tienen es de este sector.
Las personas más veteranas han vivido hace años situaciones mucho más delicadas y están, en parte acostumbradas, y son conscientes de que viven del medio natural y este tipo de catástrofes como la elevada mortalidad del año pasado siempre están al acecho. Sin embargo, para las y los profesionales de incorporación más reciente es la crisis más grave que han vivido y la desesperación es mayor.
Son todas conscientes de que "no es solo Pontevedra, es toda Galicia" y de que las cofradías se pelean con la administración y la burocracia, pero los trámites son largos y tediosos y las respuestas no llegan tan pronto como necesitan. Sin embargo, entenderlo no quita que la preocupación vaya en aumento porque las situaciones familiares son cada vez más penosas.
Algunas tenían cuatro meses de cese porque habían acumulado 18 meses de trabajo desde e último cierre y se decidió gastar ahora tres de esos cuatro meses, pero no todas tenían ese colchón. Para quienes carecían de todo tipo de ingreso y ayuda, se habilitaron recursos del Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y de Acuicultura (FEMPA), que, con fondos europeos, les compensan por tres meses de cierre.
Sin embargo, esos fondos de FEMPA todavía no han llegado, no hay orden publicada para el marisqueo a pie y la previsión es que hasta después del verano no recibirán ayudas. "Esperar no gusta" y, además, algunas necesitan los fondos ya. Aunque se ha tramitado con Abanca más una serie de créditos, no son tampoco la solución.
El resultado: "la gente está desesperada", explican las representantes de la Cofradía de Lourizán y ellas se encuentran con las manos atadas porque ya no saben a qué puertas más tocar: "No podemos meter más presión".
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