Jeannette Ramos Vega
27 Días: El amor es como un vestido...
Al acercarme a los 55 años, me vi obligada a reflexionar sobre el amor, la soledad y la mala compañía. ¿Será que todas las mujeres venimos a este mundo con la misión de encontrar a la pareja ideal, un esposo? Es posible que muchas piensen que la respuesta es afirmativa, pero yo no estoy tan segura de que ese modelo sea adecuado para todas. A menudo, ese amor ideal no dura para siempre; puede fracturarse y desmoronarse con el tiempo. Sin embargo, debo reconocer que hay muchas parejas que, felices o infelices, permanecen juntas hasta que la muerte las separe.
Recuerdo que, en una ocasión, cuando era demasiado joven para comprenderlo, una mujer me dijo algo que ha resonado en mi vida desde entonces: "En el amor estarás sola, mas no abandonada". En ese momento no entendí bien el significado de sus palabras, y, de hecho, me incomodó la frase.
A lo largo de mi vida, he amado profundamente, me he enamorado, he sufrido, reído, llorado y hasta me he portado mal. Pero siento que algunas de nosotras no nacemos con una gran reserva de tolerancia. Emprendemos un viaje lleno de desaciertos por razones que a menudo no comprendemos del todo. Solo sé que muchas mujeres no han tenido suerte en el amor pero aún así, son felices.
Podrías pensar que la soledad transforma a una mujer en una amargada, nostálgica o solitaria. Pero no podrías estar más lejos de la verdad. Esta vida nos enseña a amarnos, a detestarnos, a consolarnos y, sobre todo, a tener nuestras prioridades muy claras. Disfrutar de cierto tipo de soledad fortalece muchos aspectos de nuestras vidas. Entendiendo que la mala compañía no es una opción inteligente, que no hace falta.
Yo le escribo al amor porque lo he vivido, y aunque me considero la mujer más romántica del mundo, también soy profundamente objetiva y práctica. Lo que no aporta, se deja atrás; lo sueltas y sigues adelante. Me rodean mujeres extraordinarias, cada una con sus propias historias de amor, desde los sueños de un príncipe azul que llega para rescatarte, hasta las más duras experiencias de engaño y deslealtad. He llegado a la conclusión de que la vida rara vez se asemeja a los cuentos de hadas, pero tampoco sigue al pie de la letra los análisis psicológicos. Está llena de matices que no encajan en ninguna de esas narrativas simples.
¿Estamos realmente destinadas a amar sin esperar ser amadas a cambio? ¿Es eso lo correcto?
¿Cuál ha sido tu experiencia? ¿Acaso hay mujeres menos propensas a inspirar amor y lealtad?
Creo que todas tenemos la posibilidad de vivir diferentes tipos de amor. Algunas son más atrevidas y lanzadas, otras más intolerantes, y hay quienes parecen haber llegado a este mundo para cumplir con los estándares impuestos por la sociedad, sin importar el costo. Para mí, el amor es como un vestido: debe hacerte sentir cómoda, segura y hermosa, sin importar el momento, el lugar o la circunstancia.
Que el amor no te sorprenda cuando tu vida esté llena de grises. Que no pase de largo sin que te des cuenta. Que el amor sea digno de ti, pero recuerda: nadie es superior a nadie. Seamos leales a nosotras mismas, abriendo la puerta para que el amor entre y dejándola abierta para que se vaya cuando ya no quiera quedarse.
En resumen, elige tu propio cuento de hadas, ya sea siendo amada o disfrutando de tu soledad, pero jamás mal acompañada.