![José Antonio Gómez Novoa](/web/cache/scene/uploads/xornalistas/foto/5f0/_S7QytKoutjK3UsovKMnMzytWsi62MjSxUqrKz891Lsov0DE1AC_/_Il61oA_/543c15e556-joseantoniogomeznovoa.jpg)
José Antonio Gómez Novoa
Ventana indiscreta: La higuera
Y entonces, un día la observo, creo que no nos habíamos olvidado de regarla, sus hojas secas, quizás sus raíces también. Ella no estaba. Sabíamos que los cuidados adecuados eran la garantía de conseguir la eternidad, pero algo habíamos hecho mal. El respeto, armonía, equilibrio con la naturaleza y entre nosotros desaparecería. ¿Qué nos queda si no tenemos ya nuestro bonsái?
Pienso esto, después de un fin de semana, en la que contemplo en mi entorno lo lamentable que es cuando no somos capaces de cuidar al grupo, compañeros, familiares y amigos. No hay nada de malo en un conflicto o discutir desde la discrepancia de vez en cuando en cualquier actividad que estemos realizando, ya sea de ocio, familia o trabajo. Eso nos puede enriquecer.
Pero cuando abiertamente sin ambages, gritamos, reprendemos, amenazamos. muchas veces para ocultar nuestras debilidades o aprovechando las inseguridades de los demás, algo nos pasa. Te preguntas, ¿En qué nos estamos convirtiendo? ¿Cómo poder explicar algo que ni tú mismo entiendes?
Sales a la terraza y contemplas como han resurgido después de una semana las hojas verdes de la higuera, un árbol que ya se cultivaba en el antiguo Egipto, sonríes y empiezas a pensar en positivo, creer en ti mismo y en lo que te rodea. Brotar, caer y rebrotar es lo que hacen también, tantas personas, a pesar de lo que nos trae la vida. Unas veces alegría, otro drama, éxitos, fracasos. Son lecciones que debemos ir aprendiendo, para ser mejores.
Mientras tanto reflexionas sobre lo importante que es en todo momento, estar con, estar para…. En definitiva, saber de la importancia del otro. Cuidarlo, valorarlo y. dejar de mirarnos al ombligo.