Noel Queipo
El puzle de la venganza, Kill Bill
Lluvia, viento, rayos y truenos, más lluvia y más viento. Las ciclogénesis explosivas están de moda y parece que hayan venido para quedarse... Y mientras no se marchan, vamos sobreviviendo y poniendo al fatal tiempo la mejor cara que podemos, con la ropa mojada, el pelo revuelto y haciendo honores a los paraguas perdidos en combate.
Pero todo en esta vida tiene un contrapunto y es que no hay mejor momento que llegar a casa después de enfrentarse al temporal y ponerse a practicar el arte de la "manta y peli". Disfrutar de una película al calor del hogar con la que cae fuera es uno de los pequeños placeres de la vida: coger un DVD en alguno de los videoclubs supervivientes, utilizar la multitud de opciones que ofrece internet (Filmin, Wuaki.tv, Nubeox) o simplemente tirar de estantería y re-disfrutar de algún film de nuestra colección personal. Todo un lujo.
Esta semana yo he elegido Kill Bill una de mis tantas y tantas películas favoritas (creo que tengo decenas de favoritas). Para mí es una de las más interesantes, entretenidas y especiales de mi colección porque es de las primeras que levantó en mí el gusanillo del cine cuando tenía apenas 16 años. Me hizo fijarme en las imágenes, en la música, en la forma y en el fondo. Dejé de ver el cine como un todo y empecé a comprender las partes, los detalles y las infinitas posibilidades que tenía el cine para contar historias.
Uno de los aspectos que me parece más atractivo del film (o films ya que consta de dos piezas) es la presentación de la historia por capítulos, cortando el guion en partes para escapar de la linealidad. Los saltos hacia adelante y hacia atrás mantienen en vilo al espectador que debe estar atento para construir el puzle en su cabeza. Este sistema de flashbacks y flashforwards constante genera expectación e intriga y provoca la necesidad de concentración (Tarantino lo utiliza también en Pulp Fiction, película altamente recomendable).
Otra característica muy positiva es el cuidado de la imagen y de la composición. El uso del blanco y negro en determinadas situaciones (para buscar la belleza de las imágenes) y el uso del anime para explicar en determinado momento la historia personal de una de las antagonistas. Son aspectos gráficos que rompen la monotonía y aportan mucho ritmo a la película. Además siempre me ha llamado la atención las transiciones, destacando sobre todo la del paso de blanco y negro a color a través del primer plano de un parpadeo de la protagonista.
"La venganza es un plato que se sirve mejor frío", con esta frase empieza la primera película de Kill Bill, lo que nos anticipa el conflicto básico que mueve la historia. A lo largo de 2 películas, 10 capítulos y de forma no lineal, Tarantino nos cuenta la historia de Beatrix Kiddo, una asesina de un sangriento y efectivo grupo. De forma desordenada y con dosis de información, se nos va explicando todo lo necesario para entender los motivos y objetivos de la protagonista para llevar a cabo su venganza: en una de sus misiones descubre que está embarazada, decide dejarlo y establecer una vida nueva. Sin embargo el día antes de su boda, sus antiguos compañeros (asesinos) y su jefe deciden matarla, a ella y a todos los invitados.
Dicen que todo está escrito y que las tramas se podrían reducir a un número determinado que siempre se repite, sea la historia que sea. Ronald Tobías reduce el número a 20 Tramas Maestras: búsqueda, rescate, persecución, enigma, tentación, metamorfosis, descubrimiento, amor prohibido, venganza Pero si hay una que le gusta especialmente a Tarantino es sin duda ésta última, no sólo en Kill Bill sino también en Malditos Bastardos, Django desencadenado, Death Proof y otras, la venganza está siempre presente como trama principal o secundaria. El ajuste de cuentas con violencia se convierte en el tema favorito del director, aplicando siempre una "justicia salvaje".
Y es que, a pesar de que a veces Tarantino pudiese llegar a parecer un verdadero psicópata al exagerar con sangre, miembros amputados y violencia exagerada, lo cierto es que más allá de lo superficial consigue siempre dejar un sello muy personal e inconfundible en cada una de sus películas. Hiperboliza la violencia hasta el exceso pero siempre buscando ser muy justificada (la venganza por la muerte de familiares y amigos, la venganza de los judíos sobre los nazis o de los esclavos negros sobre sus amos racistas y maltratadores); utiliza planos llamativos, busca la belleza de la imagen (llegando a poner la historia a favor de la imagen más que al revés, que sería lo más normal y habitual), combina música e imagen al más puro estilo "videoclip", el guiño a otras películas y al espagueti western
Quizás a nivel de crítica no suele ser de sus obras mejor consideradas pero, personalmente, creo que es una película con la que se puede disfrutar mucho tanto a nivel de imagen como de historia y eso, al final, es lo más importante. Para hoy una frase que ofrece mucho que pensar sobre la industria del cine: "Para escribir el guion de una buena película hacen falta dos años, para rodarla dos meses, para efectuar el montaje dos semanas, para dar los últimos retoques dos días, para verla dos horas, y para olvidarla dos minutos" (Joseph Leo Mankiewicz). De tantas películas que vemos son pocas las que verdaderamente no se olvidan y esas deberían estar no sólo en nuestra memoria sino también en nuestras estanterías.