Tribuna Viva
Concesión de las condecoraciones tras el accidente de Angrois
En el atardecer del pasado 24 de julio, la Ciudad de Santiago se preparaba para el espectáculo de luz, sonido y fuegos de la víspera del día grande de Galicia. Y todo aquello que estaba llamado a ser un día de fiesta y exaltación de Galicia y sus gentes, de pronto, se convirtió en un mal sueño de cuya pesadilla tardaremos tiempo en despertar.
De las imágenes de la Plaza del Obradoiro llena de gente, pasamos a las de aquel tren descarrilado en Angrois, también con gente, pero no con la aptitud de pasar un rato agradable, sino de tratar de salvar al mayor número de viajeros. Allí estaban los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía.
Y dieron lo mejor de ellos respondiendo, de forma inmediata, trabajando en primera línea, con los únicos recursos de su esfuerzo y la voluntad por recuperar la mayor cantidad de víctimas. Fue un trabajo incuestionable, de gran profesionalidad, en un marco difícil, con una gran capacidad de reacción y ordenación de los trabajos, sin importar los riesgos y sobreponiéndose a un trágico escenario. Son esos los momentos en que nos sentimos orgullosos de ser policías y servir a esta sociedad.
Ese orgullo desaparece cuando los que dirigen el Ministerio del Interior, aprovechando el riesgo y trabajo de esos funcionarios, premian y condecoran a otros que ni tan siquiera pisaron el escenario de la catástrofe. Por ello, las tres Organizaciones mayoritarias en la Policía quieren denunciar la concesión de la Cruz al Mérito Policial con Distintivo Rojo, pensionada con el 10% del sueldo, a funcionarios que no participaron en el dispositivo concreto de emergencias, que no pisaron las vías del tren, que no corrieron riesgo alguno, que no sacaron cadáveres de los vagones y que su trabajo se limitó, por ejemplo, a tramitar el Atestado, cómodamente sentados delante de un ordenador. Por el contrario, son muchos los funcionarios que fueron condecorados con la Cruz Blanca, no pensionada, que fueron de los primeros en llegar, que estuvieron durante varias horas al pie del cañón, sacando personas muertas y heridas de en medio del amasijo de hierros en que se habían convertido los vagones, sin saber, por lo menos al principio, si aquella tragedia era fruto de un atentado terrorista, si la catenaria de la vía tenía fluido eléctrico o si el incendio de uno de los vagones se iba a extender.
Las condecoraciones policiales se encuentran reguladas en la Ley 5/1964, de 29 de abril, sobre condecoraciones policiales (BOE nº 107 de 4 de mayo), desarrollado por Resolución de 11 de mayo de 2012, de la Dirección General de la Policía, por la que se implementan los criterios y el procedimiento a seguir para las propuestas de ingreso en la Orden al Mérito Policial. Remitiéndonos a la Ley, respecto de las condecoraciones con distintivo rojo dice:
"Artículo 6º.- Para la concesión de la Cruz al Mérito Policial con distintivo rojo, será necesario que concurra en los interesados cualquiera de las condiciones siguientes:
a) Resultar herido en acto de servicio o con ocasión de él, sin menoscabo del honor, ni por imprudencia, impericia o accidente.
b) Participar en tres o más servicios, en los que, mediando agresión de armas, concurran las circunstancias del apartado anterior, aunque no resultara herido el funcionario.
c) Realizar, en circunstancias de peligro para su persona, un hecho abnegado o que ponga de manifiesto un alto valor en el funcionario, con prestigio para la Corporación o utilidad para el servicio.
d) Observar una conducta que, sin llenar plenamente las condiciones exigidas para la concesión de la Medalla al Mérito Policial, merezca especial recompensa, en consideración a hechos distinguidos y extraordinarios en los que haya quedado patente un riesgo o peligro personal."
Por su parte, la Resolución de mayo de 2012 dice: "en las propuestas de concesión de la Cruz al Mérito Policial con distintivo rojo o blanco, se estará a la concurrencia de las condiciones exigidas en los artículos 6º o 7º de la ley, respectivamente"
Es decir, la Dirección General de la Policía, en mayo de 2012, da por buenos los criterios establecidos en la Ley de 1964 para la concesión de la Cruz Roja. En esta ley, como hemos podido ver, se exige haber resultado herido en acto de servicio, participar en al menos tres servicios en los que haya agresión con armas, realizar servicios en circunstancias de peligro para su persona o que quede patente un riesgo o peligro personal.
En el caso que nos ocupa se han concedido condecoraciones con distintivo rojo a funcionarios que no han arriesgado su vida ni su integridad física, o dicho de otra manera, sus actuaciones no cumplen los requisitos establecidos en el artículo 6 de la Ley 5/1964, ya citada, y por el contrario, actuaciones con grave riesgo para sus vidas e integridad física llevadas a cabo por otros funcionarios no han recibido la condecoración que legalmente les correspondía.
Parece que la administración, frustrando el espíritu y la finalidad de la Ley por la que se crearon, está utilizando estas condecoraciones para asignar retribuciones a determinados funcionarios que ocupan determinados puestos de trabajo, sin tener en cuenta que dichos puestos ya son suficientemente remunerados por otros conceptos (complemento específico singular, productividad, gratificaciones extraordinarias, etc.).
Si este comportamiento del Ministerio no es novedoso, en este caso adquiere tintes de escandaloso, miserable, obsceno y de falta de respeto a las víctimas, aprovechándose de la desgracia de un número importante de personas para, contraviniendo la legalidad, otorgar un incremento salarial de unos 150 euros de media mensuales a funcionarios que no participaron en el dispositivo y que, por lo tanto, no lo merecen.
El color de estas condecoraciones será rojo, posiblemente un rojo vino, pero no el rojo de la sangre de los muertos y heridos. Este será para los hombres y mujeres del C.N.P. que han dado lo mejor de sí por paliar la desgracia humana de tan terrible accidente. Y el Ministerio a lo suyo. Si los agraciados, que no son merecedores, tuviesen un mínimo de dignidad, se negarían a aceptar la condecoración.
Secretarios Generales de S.U.P., C.E.P. y U.F.P: José Freire, Santiago Rey y Miguel González