Vanessa Rivas
Deporte con mayúsculas y minúsculas
Quizá parezca que voy tarde hablando hoy de esto, pero tenía esperanza de que este 25 de noviembre las cosas fueran diferentes. No lo fueron, así que me decido a contarlo en vez de esperar un año más.
Soy profesora de educación física de secundaria y de un ciclo superior de acondicionamiento deportivo. Este viernes 25 mantengo a mis alumnos entretenidos 15 minutos viendo vídeos de conocidas recopilaciones de deportes de riesgo o hazañas deportivas. Les pido que presten atención a los títulos y me los traduzcan pues las búsquedas para todos los ejemplos de la sesión fueron hechas intencionadamente en inglés o, en nuestro idioma, con palabras de género neutro. Traducen sin problema "Gente extraordinaria" y "Los mejores momentos del deporte". Cuando les pregunto reiteradamente si hay algo importante que les llame la atención hablan de la adrenalina, el riesgo, lo mucho que molaría hacerlo en clase... de repente uno me contesta que echa en falta a alguien importante en esa selección de imágenes... por un momento me ilusiono pensando que caerían en la cuenta... no le dejo acabar la frase y les propongo entonces un reto.
Les enseño un papel doblado que esconde una supuesta lista muy amplia de deportistas de todas las modalidades. Les regalo un punto extra en la evaluación si al elegir los 10 mejores deportistas de todos los tiempos al menos uno de ellos coincide con los que yo tengo en mi lista... aceptan encantados y empiezan a soltar por la boca los nombres de los deportistas en los que estaréis pensando la gran mayoría de vosotros en estos momentos. En algunas clases pierden la apuesta... en otras aciertan in extremis tras haber citado previamente 7 u 8 nombres masculinos... les enseño mi lista, que no es tal, sino un papel que pone simplemente "cualquier deportista mujer"... las únicas dos personas que apostaron por un nombre femenino fueron dos alumnas... nadie más pensó en una mujer... ni siquiera viéndome vestida de morado y después de haber presenciado y protagonizado ellos mismos varios actos en el recreo sobre este dia. Si, silenciar, omitir,invisibilizar... también es violencia pasiva.
Retomamos entonces la reflexión sobre los vídeos. Tras varios minutos viendo imágenes de los mejores momentos del deporte ni a los alumnos ni a las alumnas les pareció desproporcionado ver un centenar de deportistas masculinos y no más de media docena de femeninos. Centenares de hombres celebrando grandes hazañas, haciendo clamar estadios, subidos a podios, batiendo récords... reconocimiento, fortaleza, estatus, fama, poder... mujeres ausentes, silenciadas, omitidas... mujeres que no cuentan, mujeres que no existen.
En el primero de los vídeos no salía ni una sóla figura femenina... y nadie las echó en falta... si el título aludía a gente extraordinaria y mostraba gente haciendo cosas extraordinarias... les planteo sólo dos preguntas: ¿las mujeres no son capaces de hacer cosas extraordinarias o las cosas que hacen las mujeres no se consideran extraordinarias?
Veo sus caras y sus reacciones... curiosamente los de bachillerato se callan, se muestran pensativos, preocupados... sobre todo preocupadas. Han normalizado tanto que se las omita en ciertos ámbitos que ni siquiera se dan cuenta cuando no están presentes.
En ese vídeo de deportes extremos aparecían muchas personas con protecciones y casco pero ni siquiera las alumnas reconocieron haberse imaginado una mujer debajo, ninguna se imaginó a sí misma intentando algo similar. Les hablo entonces de la brecha de los sueños entre hombres y mujeres. A muy corta edad las niñas dejan de soñar con ciertos puestos de poder o profesiones para su futuro por falta de referentes, de modelos con los que sentirse identificadas. ¿Cómo puede alguien esforzarse, luchar y mucho menos lograr algo que ni siquiera puede soñar?
Con los alumnos de FP, en su gran mayoría varones, como ocurre promoción tras promoción, se desata un debate de tres horas, muy poco tiempo invertido me parece dadas las reacciones y comentarios de estos futuros profesionales del deporte. Todavía escucho con incredulidad muchas cosas que no creería tener que seguir escuchando en los tiempos que corren... y todavía no escucho a mucha gente que permanece en silencio, tal vez abrumada por esos que no se pueden contener levantándose de sus asientos, elevando la voz y jaleándose unos a otros con cada comentario... como cuando marcan un gol...
Termino la jornada agotada porque hay algo que todavía no he conseguido tras varios años de dinámicas similares... que esa parte del alumnado masculino no se sienta atacado y se ponga a la defensiva negando lo innegable, que existe un deporte con mayúsculas y otro con minúsculas. Me esfuerzo por hacerles entender que no son culpables, pero que tampoco deben ser cómplices silenciosos. Les pido como trabajo de clase que pongan su granito de arena en ese mundo en el que tan bien se desenvuelven, las redes sociales. Deben visibilizar los ejemplos vistos de sexismo en el deporte y tratar de promover el cambio aportando los comentarios pertinentes a los autores de videos, publicaciones, fotos o artículos de prensa donde identifiquen sesgos sexistas o simplemente que muestren su apoyo a reivindicaciones de modificaciones de reglamentos, condiciones salariales, visibilización del deporte femenino, etc.
Son las 15:40 cuando salgo del aula, un alumno, varón, se queda hablando conmigo voluntariamente 50 minutos después de haber tocado el último timbre y quiere hacer algo a mayores sobre el tema. Al final siento que en el partido de hoy se me ha visto, se me ha escuchado y que puedo anotarme un gol.