Manuel Pérez Lourido
¡Larga vida al fútbol!
"Os ghrandes cos ghrandes e os pequenos cos pequenos" se escuchaba a alguien de tu equipo vocear cuando tocaba defender un corner. El fútbol era sencillo, atendía al sentido común, la regla más enrevesada era la del fuera de juego y tampoco suponía problema alguno. Nos gusta porque se puede practicar con cualquier objeto susceptible de ser desplazado con patadas, aunque sea una lata. Con cuatro jerseys montas dos porterías. No hay deporte más simple debajo de las estrellas. Además, proporciona argumentos para socializar, o sea, discutir, durante toda la semana. Hay un chivo expiatorio con un par de ayudantes a quienes echar la culpa. Si no eres muy habilidoso siempre puedes correr, ponerte delante, empujar, saltar, dar patadas a diestro y siniestro. "Es un deporte de contacto", suelen decirse para justificar a quienes porfían con pocos argumentos técnicos y llevan a los contrarios a visitar el suelo una y otra vez.
Aprendí lo que sé de fútbol jugando. Todo lo que se aprende jugando a edades tempranas se adhiere a la piel de uno, pero por debajo. De ahí no te lo puedes quitar en toda tu vida. La solidaridad, la tenacidad, el esfuerzo, el coraje, la brega... son conceptos que uno interioriza practicando este juego que se ha erigido en el mayor negocio calificado como deporte de cuantos el ser humano ha inventado.
"La guerra es la continuación de la política por otros medios" dijo cierto militar prusiano. Quién le iba a decir que un siglo después se inventaría el fútbol, o sea, la guerra por otros medios. La importancia de un deporte revela lo paradójico o lo imbécil del ser humano. O las dos cosas. Veamos: en un mundo donde todo lo queremos enseguida, donde cada minuto están a nuestro alcance miles y miles de sucesos que acontecen en todo el mundo y a los que podemos acceder en tiempo real, donde podemos comprar algo esta noche tras verlo en una pantalla y mañana lo tenemos en casa... resulta que el deporte rey sigue siendo un juego en el que durante noventa minutos veintidós tipos se disputan un balón y, en muchos casos, sin obtener resultado alguno. 0-0. Un juego que cada vez es más físico y táctico y menos creativo o anárquico.Y aún así, se alza con el trono del deporte de equipo con mayor índice de impredecibilidad (qué palabra!).
Y ya se ha alcanzado la frontera final. Cuando uno hablaba de fútbol hasta hace poco pensaba en veintidós gañanes zurrándole a un balón, pero ya está aquí la nueva tierra prometida: impulsado por los vientos favorables del feminismo rampante (y que todos lo veamos), ha llegado el fútbol femenino. 60.739 asistentes a un Atlético-Barcelona el pasado Marzo. Hay bandas legendarias de rock que no juntan a tanta afición. ¡Larga vida al fútbol!