Carlos Regojo Solla
Anny
Hace poco tiempo, mi vecina me preguntaba preocupada si yo había oído algún comentario negativo acerca de su comportamiento social porque le habían llegado rumores acerca de si el volumen de la radio… Baso su pregunta en la confianza que fuimos adquiriendo cuando ella regresa a casa después de una agotadora jornada y coincide el vernos para charlar un rato del tiempo y los achaques de la salud. La tranquilizo con mi negativa junto con mi incondicional apoyo si fuese el caso que me necesitase.
En sus idas y venidas al trabajo, mi vecina, está llena de amigos que la paran por la calle, lo que ella aprovecha para hacer uno de esos múltiples descansos que alivian el dolor de sus caderas castigadas a mayores por la exposición bípeda durante muchas horas en el aparcamiento donde trabaja con tenacidad en el control de plazas libres que deja el trasiego de automóviles que distribuye ordenadamente a unos y otros que viven o se acercan por la zona con sus vehículos.
Es una mujer mayor, guapa y morena que siempre tiene una sonrisa y un comentario pausado para cualquiera, que afronta con acusada personalidad pese a sus dolores físicos escondidos en sus facciones serenas.
Al verla, viene a mi el recuerdo de Bette Davis en el papel de Anny Manzanas, Glenn Ford y Peter Falk (¿ recordáis "Colombo"?) en aquella maravillosa película de Frank Capra en el año sesenta y uno titulada "Un ganster para un milagro", donde Capra coloca la bondad como pilar de una sociedad enraizada en el poder de la mafia dando un giro sentimental que a todos nos hizo creer en la permanente posibilidad de un mundo mejor.
Y es que mi vecina tiene aquel mismísimo aire de ser especial que tenía Anny, la vendedora de manzanas, y merece vivir un sueño semejante sin que su corazón se resienta ante posibles alteraciones ajenas a su bondad.