Pedro De Lorenzo y Macías
¡El enigma de la musicalidad del violín, gozo de querubines!
Hemos indagado sobre el origen de este bello instrumento; unos postulan que sus raíces estuvieron en el ravanastron, en La India, unos 5000 años a. C; otros apuestan por el rabab, ya en Persia, ya en el Norte de África.
Los violines, tal como los observamos, datan del siglo XVI; eran fabricados con madera de gran fineza, cuerdas de tripas de gato y las cerdas del arco con pelos de la cola del caballo. Fueron evolucionando y siendo muy apreciados en varios países: Indoeuropeos, extendiéndose por diversos países.
En los inicios del siglo XVIII, Antonio Stradivari, en Cremona, crea la escuela de fabricación de violines, que acaparó multitud de países. Uno de estos modelos, se guarda en la biblioteca del Monasterio Mercedario de Poio.
Pronto surgieron grandes violinistas. Entre ellos, destacamos Manuel Quiroga Losada; nuestro pontevedrés (1892-1961) alcanzó gran relieve internacional, dejando huellas de dominio del violín.
En el Palace Chill Out, sito en el Hotel Palacios en la Carabuxeira – Sangenjo, el 18 de agosto, nos deleitaron con su musicalidad un Duo de Violines: Lourdes Olvés Corujo y Cristián Álvarez Sieiro, jóvenes y plenos del sentir y expresar sus sentimientos con bucólicas notas de sus violines.
Nos comentan que hace un año, iniciaron su andadura en compartir esos tesoros musicales que emanan en ellos con gran naturalidad. En su mente apuestan que conozcan sus habilidades artísticas y que sean invitados a alegrar festividades, eventos y conciertos.
Inician el concierto; los asistentes, en silencio, embelesados, entusiasmados, fueron ovacionando a este “Duo de Duende” con grandes aplausos.
¡Ya iba más de una hora haciendo sonar sus violines! Un saltamontes se enamoró de la embriagadora música y se lanzó al pelo de la “Preciosa Diva”.
Lourdes se olvidó del violín y repelió a su enamorado saltamontes. Lo hizo con naturalidad y gracia, despertando entre el público grandes positivas exclamaciones. Ella, sonriendo, siguió con su musicalidad, en compañía de su compañero Cristián.
Inician un “Pupurri de nuestros pueblos”. La música embriaga a todos y comienzan a danzar, al ritmo de este dúo, que destella un gran futuro en esta especialidad tan ardua, tal difícil, pero llena de lirismo musical.
Poco a poco, los transeúntes son hechizados, logrado un lleno en todo el recinto del Palace Chill Out; muchos ocuparon los asientos interiores y bastantes siguieron el brillante concierto de pie.
Se acerca el ocaso del día; los dos, extraordinarios violinistas, se despiden; el público: ¡¡Otra, otra, otra!! Los complacieron con dos polkas, que sonaron a ensueño.
Desde Sanxenxo, Feliz caminar.
Pedro de Lorenzo y Macías.
Fotografías: © Carlos Quintia.