Jeannette Ramos Vega
27 días: Casi todo
Lo conozco casi todo. Eso que hace que la gente tiemble de placer y de dolor. He sentido cada uno de los poros de mi cuerpo abrir y cerrar así como lo hacen las alas de una mariposa que huye sin saber a dónde. He caminado sola, acompañando a otros. He explorado campos y valles oscuros, sé perderme. Las partes de mi cuerpo han enfermado mucho pero también han amado un poco. Conozco el llanto que tiene razones para escapar muy lejos y esas lágrimas que nacen de la alegría. El engaño ha dormido conmigo, a veces invitado por mí, a veces invitado por otros. Mi cocina ha sentido hambre, necesidades. Soy una tonta, perversa y sublime. El licor me ha tenido entre sus brazos de noche y de día. El humo me ha mostrado caminos nuevos y desconocidos. He pecado. Soy tan espiritual como las almas que se quiebran antes de morir porque no saben a dónde van. Miedo. Amor. Creo en eso que no se ve. Los santos, los muertos, Dios.
He sido madre haciendo papel de padre en una obra teatral sin libreto ni fin. Me he rendido ante mi misma, nunca ante otros. Las lenguas de los que me aman me han alcanzado a veces, los que me odian han tenido que odiarme solos. Ellos siempre estarán solos. Entonces, he conocido un poco de todo. Pero no sé nada de nada. Soy ingenua, totalmente racional. Inexperta. No sé caminar caminos nuevos pero se como recorrerlos. Todos aprendemos de todo. Aunque siento que lo he vivido todo. ¿Qué es todo?
Muerdo la carnada de manera tan absurda que me rio de mí misma. Tocando fondo para levantarme saboreando el triunfo. Soy triunfadora. Reconozco que no existe un todo. Somos parte de una parte de alguna parte. Los opuestos que se atraen para enamorarse. Esos que más tarde quieren olvidarse. Y si el mundo gira en torno al amor y al desamor entonces qué somos. No somos nada, pero sentimos que somos todo.