Manuel Pérez Lourido
Desde Pasarón al puente
Leo que el PSOE provincial acaba de pasar por el juzgado para denunciar a la Diputación. Acaban de darse cuenta de que el estadio ha costado casi 16 millones sobre los 7'2 presupuestados. Alguien se habrá dado un cachetazo en la frente, como en el anuncio aquel de "andá, los donuts" y nada, a denunciar tocan.
Más extraña es la actitud de BNG, que primero puso el grito en el cielo y ahora sólo musitan que "o tema está resolto dende hai tres anos". Y esto lo dice Mosquera, que de musitar, lo justo. Antes a la gente del Bloque se les llenaba la boca con lo de Pasarón y sacaban de ella sapos y culebras que arrojaban contra Louzán y ahora dicen que lo del PSOE "non nos colle moito na cabeza". Añade Mosquera que los socialistas votaron a favor de la ampliación del crédito. Bueno, pero pueden votar a favor y luego denunciar, ¿no?. Total, denunciar algo que has contribuido a que ocurriera, ¿a quien le va a escandalizar en este país?.
Después Mosquera aclara, explicando por qué el concello no recibe la obra (ya sé que está del moda el inexistente "recepcionar", pero por eso), que "ese é outro asunto" y que en Pasarón aún hay humedades y otras deficiencias. Si fuésemos unos miserables y unos desconfiados y cosas de esas, diríamos que algo tendrá que cuando el concello reciba la obra, tendrá que apoquinar para su sostenimiento. Pero como no respondemos a esa catadura moral, habrá que darle la razón a Mosquera y decirle que sí, que en Pasarón hay mucho charco de nuestro Señor y que eso es absolutamente inaceptable. De modo que sr. Louzán, siga usted financiando esta ronda futbolera.
La transparencia que el PSOE reclama a la Diputación es una práctica democrática poco común y por eso tanto Diputación como Bloque miran hacia otro lado, concretamente hacia Poio, más concretamente hacia el acceso desde Pontevedra al municipio colindante.
Y es que al partido de Mosquera le ha salido un forúnculo en el puente de la Barca que amenaza por reventar en Echegaray. Cada coche detenido en un cola tortuguil (si, ya sé que "tortuguil" tampoco existe, pero aún así), cada bocinazo, cada imprecación soltada al aire; son los síntomas evidentes de que ese forúnculo está haciendo daño a la ciudadanía. Y la ciudadanía es un ente volátil y escurridizo al que hay que conquistar día a día para que no te ponga los cuernos el día de la cita con las urnas.