Pepy G. Clavijo
Vilaboa en el Camino Portugués de Lisboa a Santiago
Hoy vamos a hablar de Vilaboa, que se encuentra en el camino portugués, se le llama: "El jardín del Morrazo" debido a lo fértil de sus tierras, su nombre significa "Villa Buena", y es un nombre que se repite con mucha frecuencia en toda la geografía gallega, esta Vilaboa es especial porque tiene apellido, Vilaboa do Morrazo.
Es un lugar privilegiado por su situación, se encuentra entre Pontevedra y Vigo, ha sabido mantener su aspecto rural, conservando en su entorno lugares como el Mirador de Cotorredondo contruido por el consorcio forestal para controlar los incendios en la Península de Morrazo, hoy cumple otros fines, como el de ofrecer a los visitantes una gran panorámica desde sus tres plantas, en los días claros, con buena visibilidad se pueden contemplar las tres rías. El Lago de Castiñeiras, con sus 550 m. sobre el nivel del mar constituye un parque natural amplísimo, lugar de recreo y esparcimiento tanto de marinenses como de pontevedreses. En los días calurosos de verano se puede disfrutar de la naturaleza sin alejarse muchos kilómetros de sus ciudades.
En esta zona se encuentran numerosas mamoas y restos megalíticos, más de un centenar de hórreos, repartidos por más de un siglo de antigüedad y de gran tamaño, como el del huerto parroquial que consta de tres filas de doce pies, con un total de 36.
La historia de Vilaboa está ligada a dos hechos importantes: la Batalla de Rande y las salinas de Ulló, la primera tuvo lugar los días 23 y 24 de octubre de 1702, una escuadra anglo - holandesa, con 10.000 hombres, mandados por el almirante Roock, anclaron en la ría, levantaron baterías y desembarcaron la mitad de los hombres, los navíos franco - españoles, mandados por Chaterenau y Velasco no pudieron competir con los corsarios y se vieron obligados a rendirse, no sin antes haber arrojado al mar todas las riquezas que traían de América, el Almirante Velázquez mandó quemar los transportes, pero los ingleses se apoderaron de 13 galeones, perdieron 800 hombres pero las bajas humanas por parte española fue triple.
En cuanto a las salinas de Ulló, aún se conservan restos, iban paralelas a la costa, entre los barrios de Paredes y de Acuña, lindando al Oeste con el de O Toural, situadas al fondo de la ría de Vigo e incluidas dentro de la Ensenada de San Simón, tuvieron su mayor actividad en el siglo XVIII, explotadas por los Jesuitas, cuyo Colegio se encontraba en Pontevedra.
Al ser expulsados, en 1783, pasaron a manos de distintos propietarios, hasta que los temporales de 1927 destruyeron parte de las instalaciones, influyendo también a su deterioro la polémica habida entre los religiosos y los vecinos del lugar que reivindicaban la propiedad.
Posee Vilaboa cinco iglesias parroquiales, todas de estilo románico, la de San Martiño, que es el patrón, se encuentra en O Toural, muy cerca del Concello, construida en 1387, su festividad es el 11 de noviembre, San Martín es el santo que dividió su capa para amparar a un pedigüeño, la figura se encuentra en la fachada de la iglesia.
La de San Adrián de Cobres es del siglo XV, la de Santa Columba de Bértola del XVI, del mismo siglo es la de San Andrés de Figueirido y la más moderna están en Santa Cristina de Cobres (XVIII).
Cerca del Concello se encuentra un peto de ánimas que tiene la originalidad de mostrar, además de las almas del purgatorio, las del infierno, es un retablo de piedra que debió de estar policromado, dividido en dos partes, en la superior está el Purgatorio con cinco almas, tres de las cuales son religiosos, obispos o curas, el segundo por la izquierda muestra la tonsura de su cabeza, en la parte inferior, el infierno, tiene seis figuras, la que lleva corona parece un demonio, hay otra con cuernos y algún monstruo.
Corona el conjunto un crucero que muestra en la parte delantera una imagen de la Virgen, es un peto de ánimas distinto a otros, ya que contiene elementos poco frecuentes en los demás de la provincia.
Vilaboa también es famosa por sus carnavales, los mozos y mozas se engalanan con vistosos trajes y sombreros, y recorren los empinados caminos y corredoiras formado en cada lugar un corro donde cantan y bailan acompañados de gaitas y panderetas.