Pedro De Lorenzo y Macías
Caco: Sus salidas y sus experiencias
CAPÍTULO XII
Simón llevó de paseo a Caco; bajando un camino estaba la playa de Canelas; era junio, y no había mucha gente, El sol iba retirándose para deleitarse en su baño primaveral, a relajarse en las aguas azules del gran mar. Algunas familias se retiraban; pero quedaban unos niños jugando a la pelota, soñando en ser galácticos o celestes.
Vieron a Caco y le llamaron; este salió de estampida; lo colocaron de defensa; pronto hizo gala de su velocidad y braveza; derrapaba con frecuencia, y los niños lo pasaban en grande. Estaba feliz, pero agotado. Se sentó en una roca; una ola traidora lo tiró, y otra lo llevó al mar; salió a nado con un cabreo culé; se enfadó, ladró y dijo lo suyo: "Asesino, traidor, cobarde....."
Los niños lo consolaron y jugaron de nuevo a la pelota; Caco entró con tanto ímpetu y clavó sus dientes: ¡Plaf! ¡Adiós pelota! La niña rompió en llantos, Caco y los demás niños quisieron consolarla. Llegó su Mamá y Simón:
- Perdón, señora.... Es un cachorro muy juguetón, rompió la pelota sin querer. Bonita, no llores; mañana te traigo una más bonita y nueva.
Caco hizo una pirueta; la niña sonrió y jugó con Caco; Lo mandó con su cubo a buscar agua; éste, listo, la recogió de una charca; pero la feminidad nació para ordenar y mandar; Caco recibía órdenes: ahora te voy hacer la merienda; no corras que luego sudas; siéntate que hace calor. A Caco no le gustó nada esta dictadura; poco a poco, se escurrió, y se fue con los niños, haciendo travesuras y carreras.
Se hizo tarde; el regreso le fue duro y se sentó. Simón no le hizo caso, encendió su pipa y siguió a paso lento. Éste pidió colo, pero ni caso; Caco con fatiga hizo el camino: aprendió a dosificarse. Llegó a casa; bebió lo suyo y fue a su casita.
Don Cuervo ya estaba más contento y mucho mejor. Caco le contó sus hazañas:
- "Estuve en la playa y jugué un gran partido, le di un furazo a la pelota y se rompió; me senté en una roca y una espuma blanca me tiró, una ola me quiso tragar, pero peleé y salí victorioso; le eché unas broncas y pitos como a los árbitros. Después una niña quiso dominarme, hacerme una damisela, y de cuclillas me escapé. ¡Fu! Lo que me costó regresar; Simón no quiso traerme en colo, y otros detalles.
- Croak! Es tu primera visita a la playa; ya irás aprendiendo muchas cosas, pero al principio cansan.
- ¡Guau! Se pasa muy bien; cuando estés sano, vienes conmigo. Lo pasaremos pipa.
- ¡Croak! Ya veremos..
Se durmieron contándose fantasías y soñando cada uno con lo suyo; Don Cuervo en su novia, Caco con un hueso muy grande y suculento. Los ronquidos fueron atronadores, desperezando a su idílica vecina. Doña Carca fumaba en pipa; se levantó de su maltratada cama; se pegó un porrazo. El grito fue espantoso, pero no despertó a los dos amiguetes.
CAPÍTULO XIII
Ahora siempre acompaña a Mamá Luisa a la Plaza; mientras ella compraba, jugaba con sus amiguitos del parque; aparecieron dos perros, pendencieros y matones; empezaron a insultar a Caco: "Es un cachorro cursi", "Un O Sea", "tonto del culo", "perrito faldero".Pasó de ellos y siguió jugando con los niños; acabaron todos agotados y sedientos.
Salió Mamá Luisa de la Plaza y Caco ató su correa al carrito de la compra y ayudaba a su ama, que iba muy orgullosa y encantada. De pronto se para:
- ¡Guau! (lamiéndose la lengua).
- No se te escapa una. ¡Si! La carnicera te regaló un gran hueso.
Dio un salto de alegría y empezó a apurar el paso, llevando el carrito de la compra y a Mamá Luisa en volandas.
Los perros mandones: "Pelotas", "Niño Pera", Nunca serás un perro fuerte y valiente, si no una damisela mimada por su dueña". Caco pensaba:
- Estos se pasaron ya; cuando los encuentre solos, les voy a cantar las cuarenta.
Llegaron a casa, Caco estaba impaciente y cuando vio semejante hueso, se cayó de espaldas: era grandísimo. Mamá Luisa se moría de risa, viendo los trabajos de Caco en el trasporte de su trofeo; se cayó varias veces, pero es terco. Don Cuervo que esta cazando gusanos, pues le gustaban mucho, vino en su ayuda; entre los dos, después de varias caídas metieron el hueso en la casita.
- ¡Croack! Menudo hueso, parece una catedral.
- ¡Si! Voy a tener trabajo para varios días, gracias a la carnicera.
- Te lo mereces. Cuéntame lo que hiciste.
Contó los insultos recibidos y su amigo le dijo que no le diera importancia, lo hacían por envidia, por celos, y porque ellos eran feos y pulgosos.
- ¡Cruaak! Caco, ya me encuentro muy bien y voy a buscar a mi novia.
- Está bien. Cuando vuelvas puedes hacer tu nido en mi árbol, así nos contaremos chismes y cuentos. ¿A dónde vas?
- Tengo que volar el río Lérez y llegar a un valle que se llama Fragoso.
- Ahí vive Valentín, mi primer dueño; también está mi mamá y mis hermanos.
- Los buscaré y le contaré cosas tuyas, qué los echas de menos y los quieres mucho.
- Gracias, amigo. Aquí tienes tu casa; te esperaré. Ahora voy a empezar a deshuesar esta maravilla, para almacenar lo que sobre, que no será mucho; pero dile a mis hermanos que le guardaré un buen trozo.
- Así lo haré. Suerte.
Don Cuervo inició el vuelo y se saludaron; unas lágrimas mojaron sus ojos; eran amigos sinceros. Voló y se puso de un contento. ¡Ya estaba en fragoso! (continuará)
Pedro de Lorenzo y Macías.