María Biempica
Un bosque muy animado
Empiezo a pensar que la política forma parte de este juego de la inconsciencia, pues cuanto más creemos que nada puede ir peor, va y pasa. Y da lo mismo que ya no sientas el gélido suelo rozar tus pies descalzos. O que el paisaje se vuelva nítido y recuperes la senda de tu camino. O que consigas estar de vuelta en casa. Incluso que te vuelvan a crecer los dientes... Todo eso no importa, porque puedes estar seguro de que a la vuelta de la esquina te espera algo mucho peor. Y así sucede también en la vida misma.
Un amigo de un amigo de otro amigo me cuenta que por lo visto le han dado un toque de atención a un periodista por escribir lo que no se podía (llámese contar algo que a un susodicho molesta, pues debe de ser, según mi humilde parecer, que es más débil de lo que aparenta). El susodicho es el puto jefe del bosque, pero esto nadie lo puede saber. Y tal circunstancia no se la dice el susodicho directamente al futuro "Walking dead" de nuestro bosque (de eso se encarga la niebla) por lo que otro amigo de un quinto amigo se lo comunica tomando unos vinos a mi amigo como quien no quiere la cosa. Y es que para eso están los vinos, para decirse las verdades. (Si se han perdido no se preocupen, que yo ya llevo un rato largo).
El amigo del amigo del otro amigo, contrariado, empieza a notar que se le mueve un diente. Y eso de toda la vida angustia (también en los sueños), pues no es de recibo semejante trato a estas alturas de la vida y sabiendo que no tienes un seguro privado que te pueda arreglar semejante desaguisado. Vamos, que esa pieza te la vas a tener que pagar tú o esperar a que lo haga la Seguridad Social dentro de por lo menos un par de años.
Eso sí, si me pidiera a mí consejo este periodista de Cuenca y nos encontrásemos alguna vez en ese mismo bosque, le recomendaría que haga lo que quiere el puto jefe. Que la honestidad y el criterio hoy en día están muy poco valorados. Y lo que es más importante, que en Cuenca debe hacer mucho frío si caminas descalzo y lo que es peor, no te debes de comer un rosco sin dientes. Y como pronosticó el dios Cuerda con uno de sus personajes de su película Amanece que no es poco "Yo es que he pensado que a mí también me gustaría ser intelectual...como no tengo nada que perder". O sí.