Cristina Ogando
¿Salimos esta noche?
Parece que vengo a descubrirles la mayor obviedad de los últimos meses. Nada más lejos de mi intención. Más bien, vengo a preguntarles una cosa ¿Hace cuánto que no salen por la zona vieja?
La zona de marcha, el lugar de salir, o cruceiro das Cinco Calles o el sitio donde está la casa del vecino de Valle Inclán. Ese sitio donde en algún momento un pontevedrés se ha pegado la leche de su vida en la cuesta que baja desde Santa María. ¿Se acuerdan?
Pues les traigo una mala noticia. Esa zona está muerta. Así que envíen sus flores y lloren la pérdida de un lugar donde vivieron sus mejores momentos.
Antes de comiencen a pensar que estoy exagerando, tengo que advertir que la zona de marcha no es ni la plaza de la Leña o de la Verdura, convertidas en mareas de gente debido a las terrazas y los turistas. He visto gente intentar cruzarla de arriba abajo y perderlas para siempre, como marinero en alta mar.
Soy consciente de que muchos no estarán de acuerdo conmigo, pero es que las evidencias se ven cada sábado, y en verano, todos los días. La zona de salir tiene menos ambiente que un cementerio. En la parte del mercado encontramos dos o tres pubs donde el reggaetón es el plato de cada noche y si comenzamos a subir hacía las Cinco Calles el ambiente empeora por momentos. Porque no hay nada. El Fifty y el Cabaret son parte de nuestro pasado más reciente y el Lusco buscó una tierra mejor junto al Teatro Principal, única calle que sigue viva gracias a los dioses de la fiesta. ¿Qué queda entonces? ¿El Keops? Uno nunca sabe si ese antro está abierto o cerrado.
Es frustrante volver de la universidad y reunirte por fin con tus amigos, desperdigados por media Galicia, quedar y darte cuenta de que Pontevedra de noche es deprimente. No hay nada nuevo salvo la rutina. Mulligans, Lusco, Ánimas. Esperen ¡vamos a variar! Fogar dos Martinez, Diaño, Ánimas. No, por favor, basta.
Soy consciente de que jamás podría compararse ciudades, porque todas tienen unas necesidades diferentes. Pero la juventud pontevedresa se está quedando, no solo sin sitios, sino también sin ganas de salir. Para ello, terminaríamos antes encontrando un colega con un zulo o un piso y pasando allí la noche. Ya se pueden imaginar la marcha que da eso.
Por favor, piensen en esto cada vez que paseen por la zona vieja y recuerden cuando buscaban la diversión propia de un sábado por la noche. ¿Ha mejorado la cosa o hemos ido a peor progresivamente?