Andrés Díaz Sobral
¿Por qué se obsesiona tanto el PP con el alcalde de Ponte Caldelas?
Hace algo más de un año y medio Ponte Caldelas abandonó una triste hegemonía histórica del Partido Popular, para apostar por una fórmula distinta e ilusionante. Enseguida empezó la Derecha de toda la vida a cacarear que se acabaría el mundo y que pronto los echarían de menos. Pero no fue así. La realidad es que en este tiempo se han abierto las puertas de la Alcaldía, se ha hablado con todo el mundo, se ha reducido la deuda desde el millón de euros que nos dejaron hasta casi 700.000 euros y que "Ponte Caldelas está de moda".
No es un mérito personal, sino compartido. Es de todo el equipo de gobierno, formado por tres concejales del PSOE, dos de AVP y dos del BNG. Todos y cada uno de ellos aportan ilusión, capacidad, honradez y, sobre todo, amor por Ponte Caldelas por encima de nuestras siglas. Somos un grupo de amigos más que un equipo de gobierno y eso se percibe. Y por eso el PP no lo puede soportar y le duele tanto.
Hay dos cosas que no nos perdonan. La primera es haber dado la cara para exigir las obras de la PO-234 y haber tenido el coraje de denunciar la cacicada perpetrada por la conselleira de Infraestruturas, Ethel Vázquez, y el exalcalde de Cotobade (hoy de Cerdedo-Cotobade gracias a otra cacicada de fusión municipal) cuando decidieron, en plena campaña de las últimas Elecciones Autonómicas, que las obras que los vecinos de Ponte Caldelas llevamos años reclamando (especialmente los de Laxoso) se hicieran. Pero por el lado de Cotobade. ¿Insólito, eh?
Cubela metió a la conselleira en un lío. Estoy convencido de que Ethel Vázquez no tenía ni idea del error en el que caía. De que no tenía ni idea de que Cores Tourís ya había prometido las obras en 2011 a los vecinos de Laxoso. De que en Cotobade la carretera no es ni la mitad de peligrosa. Y de que las obras no contentarían ni a los vecinos de un municipio ni a los del otro. Porque la carretera sólo vale para ir a Ponte Caldelas y el peligro está donde está. Van ya dos manifestaciones.
Con el lío montado, el PP convocó a una asamblea a los vecinos de Laxoso. Y allí se plantó Cubela para dar explicaciones. Pocas veces en mi vida he sentido tanta vergüenza ajena. Fue incapaz de explicar por qué la Xunta exige recogidas de firmas para una carretera autonómica cuando en toda Galicia expropian. Es más, los allí presentes dijeron estar dispuestos a ceder en cuanto los técnicos de la Xunta vengan a realizar los trámites de levantamiento de actas previas. Se marchó escaldado. De los concejales del PP de Ponte Caldelas es mejor no decir nada.
La segunda cosa que no nos perdonan es nuestra insistencia en denunciar que de un tiempo a esta parte, cada vez que la Xunta invierte en la provincia de Pontevedra pone el dedo en Cotobade y en Mos. La Xunta se gastó en un solo año 3,2 millones de euros en Cotobade (la mayor parte en convenios firmados a dedo), mientras en Ponte Caldelas sólo han invertido poco más de 80.000 euros. Una discriminación atroz orquestada desde el despacho del presidente provincial del PP, Alfonso Rueda, que es (casualidades que tiene la vida), vicepresidente de la Xunta. Es el nuevo "louzanismo" en versión 2.0.
Como tuvimos la idea de organizar una reunión de alcaldes socialistas, nacionalistas y de otros partidos distintos al PP para hacer una radiografía del mapa de la discriminación inversora de la Xunta de Galicia, de repente, este humilde alcalde se ha convertido en una especie de bestia negra al que hay que criticar hasta rozar el insulto. Pues ya pueden seguir, porque sigo pensando que esa reunión de "alcaldes de progreso" es muy necesaria. Debatir, hablar y analizar es siempre preferible a montar escraches como el que los alcaldes del PP dedicaron a la presidenta de la Diputación, Carmela Silva. Deberían avergonzarse. Ni yo ni mis compañeros participaremos jamás en un escrache institucional, ni al presidente de la Xunta, ni a ningún conselleiro.
Seguiremos denunciando la "cacicada de la PO-234" y las maniobras del PP para exigir a este Concello una recogida de "papeliños". La Xunta nos entrega una relación de propietarios, de los que 99 están en el tramo de Ponte Caldelas y sólo 16 en el de Cotobade. Son así. Muchos de los propietarios residen fuera del municipio, están fallecidos o son desconocidos. La lista, que les hizo una empresa privada, contratada para redactar el proyecto, es un desastre. Faltan apellidos y hay direcciones incorrectas. Y la señora conselleira nos exige que recojamos el 100% de las firmas. Podría habernos exigido el 100% de los autógrafos de los jugadores del Madrid o del Barca y el reto sería parecido. Las obras en la Rede Autonómica de Estradas se hacen ahora por concurso de firmas entre los concellos. Y a cachiños. Donde gobierna el PP sí, y donde no, no.
Y luego tenemos al señor Cubela mintiendo con toda la cara cuando dice que ya tiene los terrenos. Pues los terrenos siguen siendo de sus propietarios hasta que se los cedan a la Xunta. O se los expropien, porque tienen todo el derecho del mundo a exigir la expropiación por mucha firma servilletera que tenga Cubela. Artículo 33 de la Constitución Española, señor alcalde. Pídale un informe a su secretario. Es tan surrealista todo esto que en el tramo de Cotobade se incluye más de un Km que entra dentro del municipio de Ponte Caldelas, en el lugar de Portasouto. Todo el mundo se pregunta quién ha recogido ahí las firmas. Misterio. Ahí no hay problemas de firmas.
Las expropiaciones de la PO-234, si quitamos los terrenos de las comunidades de montes, no superarían los 50.000 euros según la valoración oficial que nos mandan. Una cifra ridícula comparada con los más de 500.000 euros que la Xunta se ha gastado echando chapapote en pistas municipales de Cotobade y A Lama durante el último año. ¿De qué hablamos entonces?
El Concello de Ponte Caldelas tratará a sus vecinos con respeto, los informará de sus derechos y colaborará al máximo con la Xunta para que la ejecución de la primera fase de las obras se realice por Ponte Caldelas y corrija las peligrosas curvas de Laxoso. Seguiremos preguntando por los criterios de seguridad vial para seleccionar las obras. Seguiremos preguntando por qué hay decenas de obras con expropiaciones en marcha por toda Galicia y Ponte Caldelas es especial. Y seguiremos trabajando para facilitar unas obras urgentes y necesarias. Antes de que haya que lamentar un accidente, señora conselleira. Aunque para ello tengamos que ir más allá de nuestras competencias. Aunque nos obliguen a hacer lo que no nos corresponde. Aunque nos discriminen.
Andrés Díaz Sobral