Manuel Pérez Lourido
Estilos musicales: Heavy Metal
Greñas hasta el hombro, semblante hosco, camiseta negra con imagen que hace retroceder a los niños, chupa de cuero, pantalones que se encogieron sobre las piernas, botacas. Esa es la estampa del heavy reglamentario. Una pinta que tira para atrás y un corazón que no les cabe en el pecho.
La tribu heavy está dotada, de serie, con índices y meñiques descomunales con el fin de ser alzados verticalmente en remedo de cuernos infernales. El infierno y el diablo son a los jevis como la capucha y la cesta a Caperucita: señas de identidad, parafernalia indisoluble, compañía y enseña.
Ojito que a individualismo, rechazo de la autoridad, de la sociedad y de la cultura dominante no hay quien gane a los jevis. Tampoco es que eso sea muy meritorio, pero sí que lo manifiesten pacíficamente. En todo, menos en la música. El jevi compensa lo pacífico de su naturaleza adorando una música salvaje.
La melena al viento mientras simulas un punteo de guitarra como en un concurso de air guitar es la viva estampa de un jevi en concierto. Mientras los punkis, los mods o los rockers tienen que cargar con las banderas desde casa para hacerlas ondear durante la ejecución de sus himnos favoritos, los jevis se limitan a ondear sus melenas al son de los guitarrazos. Sólo hay que tener cuidado de no meterle un mechón en el ojo al de al lado. En Inglaterra a los fans del heavy se les puso el nombre de headbangers por estos movimientos.
La mayoría de sus héroes gastan también melena. Hubo una época en que se la cardaban y todo.
Fue el hair metal o el glam metal, aunque hay disputas sobre si era o no lo mismo, no se van a dilucidar aquí (y dudo mucho de que en ninguna otra parte). Aerosmith, Bon Jovi, Europe, Mötley Crüe, Cinderella, Poison, Stryper, Whitesnake, Def Leppard, L.A.Guns... se cansaron de vender discos en los ochenta vestidos con pantalones ajustados, camisetas de sisas y tocados con bandanas, pañuelos, colgantes y calzados con botas tejanas o plataformas.
Lars Ulrich, el líder de Metallica, cuenta que cierto día mandó a la mierda a los Mötley Crüe y cuando el bajista de estos, Nikki Six, echó a correr tras él le resultó imposible alcanzarlo. No con con zapatos de plataforma.
Los orígenes del heavy metal están en Cream, Led Zeppelin y The Jimmi Hendrix Experience.
Pero se puede situar el lugar y año de nacimiento y el nombre de la partera: Birmingham (England) 1968, Black Sabbath. La criatura viene al mundo de la mano del album Paranoid. Toman el nombre del grupo de un peli italiana de terror con ese título en inglés y con Boris Karloff en el reparto. Los Sabbath inyectaban poderío e intensidad a unos temas poco complicados y ofrecían una puesta en escena minimalista.
Al norte de Londres un quinteto llamado Deep Purple, formado por músicos de gran habilidad, saltaban al ruedo metalero con la misma intensidad que los de Birmingham pero ofreciendo mayor sofisticación en su música. Estamos en 1970. Dos años después aparecen también en Birmingham Judas Priest, combinando la oscuridad e intensidad de los temas de sus paisanos con la versatilidad musical que exhibían los Purple.
De los 80 vamos a destacar a los Iron Maiden, con su mascota Eddie the Head (un esqueleto al que tuneaban según la temática de los discos y que sacaron en todas las portadas y en los conciertos).
En estos iba creciendo de tamaño, hasta llegar a medir casi dos metros.
El heavy tiene como rasgos distintivos los solos de guitarra, el volumen a tope, voces agudas, el volumen a tope, guitarras distorsionadas, el volumen a tope, ritmos muy marcados, el volumen a tope, bajos muy densos, el volumen a tope...
Por extraño que parezca esta es la vertiente del rock que más puntos de contacto tiene con la música clásica. Según el musicólog Robert Walse, la clásica es la música que más ha influido en el género en sus inicios. La apropiación y adaptación de la música clásica desarrolló el virtuosimo de los primeros guitarristas de heavy.
Ritchie Blackmore de Deep Purple es considerado el primer interlocutor entre clásica y heavy. De hecho, los Purple grabaron en 1969 un directo con la Filarmónica de Londres. Metallica lo hizo en 1999 con la Sinfónica de San Francisco. Scorpions grabó en el 2000 Moment of glory con la Filarmónica de Berlín y Kiss contó con la de Melbourne en 2003 (Kiss Symphony:Alive IV).
La maraña de derivaciones que el metal tiene a día de hoy hacen imposible su reseña aquí.
Quedémonos con las más destacadas:
Trash metal: Metallica, Slayer, Anthrax y Megadeth.
Speed metal: Venom, Helloween, X Japan, Accept.
Death metal: Possesed, Death y Obituary.
Power metal: Helloween, Gamma Ray, Savatage, Blind Guardian.
Gothic Metal: Paradise Lost, Anathem, Nightwish.
Helloween figura en dos sitios pero la culpa es de ellos que no se deciden.
Como se ve, se trata de asustar con nombres oscuros, amenazadores, misteriosos... pero es todo fachada: más buenos que el pan.