José Antonio Gómez Novoa
Ventana indiscreta: Cabeza de chorlito
Una lluviosa mañana de otoño Ángel, cogió su gabardina y se dirigió a la sucursal bancaria más cercana con la idea de perpetrar el primer delito de su vida.
- ¡Alto!, esto es un atraco.
Gritó repetidas veces, simulando disponer de un revólver en el bolsillo derecho.
- Buenos días, ¿en qué puedo servirle?.
Fermina ante la incredulidad de los clientes no dejaba de sonreír al "elemento sorpresa" de esa jornada. Había sufrido ya 20 atracos y, a partir del 15, empezó a
"relativizar".
- Meta todo lo que tenga en la caja en esta bolsa.
- Esa bolsa de basura quizás no sea la adecuada, puede llamar la atención, le dejaré yo mi mochila expandible que es muy versátil y que usted puede adaptar al tamaño que necesite en cada momento. Por cierto, ¿Quiere una taza de café, o un té?. No puedo ofrecerle otra cosa porque me imagino que tendrá prisa.
- Sí por favor, muy amable: un cortado, pero proceda ya, quiero el dinero, no se olvide a lo que he venido aquí.
- ¿Desea usted que le separe los billetes en diferentes sobres?
- No. Todo junto incluso incluyendo monedas, y si hay algún cheque o talón tampoco le haré ascos.
- Y, a todo esto. Vd. ¿a que hora sale del trabajo?, puedo venir a recogerla y acompañarla hasta su casa. Ella baja la mirada sonriendo complacida y le entrega el botín.
Durante una fracción de segundo, de manera brusca coge con las dos manos la mochila, momento en el que cuatro de los clientes advirtiendo que sobresale la tela de sus bolsillos, le cogen en brazos y lo abandonan en las sillas de la franquicia de la esquina, dónde alcanza a leer: "lavado Express 3 euros", "secado 2 euros", "especialidad en abrigos, capas, gabardinas.."