José Antonio Gómez Novoa
Ventana Indiscreta: Boletín Oficial Eclesiástico
Dentro de la iglesia en su vertiente con más implicación social siempre han transmitido la idea de que el cristianismo ofrece a las personas alternativas que permiten un crecimiento personal, y creo que no debemos dudar de ellos máxime cuando están a pie de calle trabajando en el campo de la exclusión social.
Vaya por delante mi reconocimiento a personas (voluntarios, colaboradores sacerdotes, monjas...) y entidades religiosas que son el rostro de un esfuerzo denodado porque la sociedad sea más justa.
Por otra parte está la jerarquía eclesiástica, aquellos que no están en contacto con la realidad, y que intentan mantener su status y que su ideología predomine utilizando todos los mecanismos que ellos creen necesarios.
Lo grave es cuando un gobierno da luz verde a su integrismo ideológico. El lector tendrá que visualizar el BOE de fecha 24 de febrero de 2014 para darse cuenta del alcance de lo que se avecina a nuestros hijos.
Veamos algunos de los contenidos de esa enseñanza: "reconocer la incapacidad de la persona para alcanzar por si mismo la felicidad", "entender el paraíso como expresión de la amistad de Dios con la humanidad", "Reconoce con asombro y se esfuerza por comprender el origen divino del cosmos y distingue que no proviene del caos o el azar".
No soy creyente, pero entiendo que los derechos están en la persona no les son concedidos; que la fe exige una aceptación personal, no nacemos cristianos; que la Biblia no es un libro dictado que orienta mi vida sino que debe de ser igual que otros, un libro de consulta y apoyo.
Y, coincido con el prestigioso catedrático de la Universidad de Pennsylvania Dr. Martin E.P. Seligman que afirma que la felicidad no depende del azar, de tus genes o de un ser supremo sino de cada persona al reconocer y desarrollar lo mejor de sí.